El coruñés Luis Moya es sin la menor duda el copiloto más carismático del mundo de los rallys en España. Sus victorias en el campeonato del mundo junto a Carlos Sainz y su cercanía y amabilidad para con todos le hacen ser un personaje admirado por todos.
Luis Moya no quiso perderse la edición 42 del rally de Ourense. Una voz excepcional.
¿Sus comienzos fueros muy gallegos, qué recuerda de aquellos tiempos?
Recuerdo los rallys de Ourense con José Mariñas y José Mora, siempre hacíamos buenos resultados. Quizá dos tramos tengo más en mis recuerdos, el de Avión Beiro porque a Mora se le daba muy bien y el Castro de Beiro por el muchísimo público que se acumulaba en el tramo. También guardo un gran recuer do de la organización, siempre perfecta, como lo sigue demostrando 42 años después.
En aquellos tiempos las organizaciones eran complicadas...
Es algo complejo. Ahora hay más medios, pero también más exigencias. No es fácil. Recuerdo a Estanislao Reverter dirigiendo a muchos de los que hoy siguen llevando el rally hacia adelante y a Antonio Coleman como fiel escudero. De Antonio tengo una anécdota del rally de Portugal, cuando nos jugábamos la victoria Carlos y yo con Kankunen. Lle gamos al final del último tramo sin frenos y pensamos que habíamos perdido. En el control stop entra una cabeza por la ventanilla y nos dice que habíamos ganado y que le importaba tres pepinos que no tuviéramos frenos. Bien, pues ése era Antonio.
¿Cómo recuerda a Coleman?
Antonio, aparte de ser un dandi, era agradable, amigo de los amigos. Un hombre ilusionante e ilusionado, positivo y agradable además de llevar más gasolina que sangre en las venas.
¿Sus comienzos fueros muy gallegos, qué recuerda de aquellos tiempos?
Recuerdo los rallys de Ourense con José Mariñas y José Mora, siempre hacíamos buenos resultados. Quizá dos tramos tengo más en mis recuerdos, el de Avión Beiro porque a Mora se le daba muy bien y el Castro de Beiro por el muchísimo público que se acumulaba en el tramo. También guardo un gran recuer do de la organización, siempre perfecta, como lo sigue demostrando 42 años después.
En aquellos tiempos las organizaciones eran complicadas...
Es algo complejo. Ahora hay más medios, pero también más exigencias. No es fácil. Recuerdo a Estanislao Reverter dirigiendo a muchos de los que hoy siguen llevando el rally hacia adelante y a Antonio Coleman como fiel escudero. De Antonio tengo una anécdota del rally de Portugal, cuando nos jugábamos la victoria Carlos y yo con Kankunen. Lle gamos al final del último tramo sin frenos y pensamos que habíamos perdido. En el control stop entra una cabeza por la ventanilla y nos dice que habíamos ganado y que le importaba tres pepinos que no tuviéramos frenos. Bien, pues ése era Antonio.
¿Cómo recuerda a Coleman?
Antonio, aparte de ser un dandi, era agradable, amigo de los amigos. Un hombre ilusionante e ilusionado, positivo y agradable además de llevar más gasolina que sangre en las venas.
