Verín y Barco demostraron tener juego, orgullo y pegada en un derbi que hizo vibrar a medio millar de espectadores

Partidazo en el Arjiz

El portero del Verín Jorge intenta atrapar un balón en el área pequeña. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
El empate le sabe a poco al Verín y apea del liderato al Barco pero los dos equipos gallegos salieron reforzados del primer derbi liguero de la temporada.
Los locales golpearon con fuerza en el inicio. Víctor Gallego marcó a la salida de un córner en el minuto 2 y Unai amplió la renta en el 10. El delantero le robó el balón a Marcones en un grave error del defensa y fusiló por bajo a Taranilla.

Con el 2-0, el Barco optó por cambiar el sistema. Quini pasó del lateral derecho a la media punta y pasó de un 4-3-3 a un 3-4-3 que ya había utilizado Iván González ante el Areas. Funcionó.

Cambió el Barco y cambió el partido. Poco a poco la posesión fue monopolio de los visitantes, el Verín empezó a pasar problemas para controlar a su rival. Diego Banbán no perdonó tras un buen centro de Víctor Vega y Quiroga empetó el partido a diez minutos del descanso.

Cuatro goles en poco más de media hora que justificaban el precio de la entrada y disipan dudas sobre ambos equipos. El Verín es el líder del esfuerzo y el Barco tiene calidad en todas las posiciones y es capaz de marcar diferencias en cualquier momento.

En la segunda mitad, el partido bajó dos marchas. Se repartieron las llegadas y la posesión de balón. Siempre con el Barco más predispuesto que el Verín a llevar el peso del partido pero ya sin el empuje del final de la primera mitad.

En los diez últimos minutos, el ida y vuelta fue inquietante para los dos equipos y ya en el descuento pudieron marcar ambos. Quino falló ante Jorge y en la contra Luisito, que ya había estrellado un balón en el larguero, envió su remate al poste en la última jugada del partido. Epílogo frenético a un partido sobresaliente.

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