“Vivir el Mundial fue lo máximo”

Ramiro Fernández, sostiene el libro “Mis vivencias con el fútbol y la Roja” en su salón de Oviedo.
photo_camera Ramiro Fernández, sostiene el libro “Mis vivencias con el fútbol y la Roja” en su salón de Oviedo.
Ramiro Fernández, peluquero y estilista 28 años de la selección española, desgrana el martes en el Foro La Región sus vivencias con el fútbol y “La Roja”

Un hombre culto, profesional y discreto. Así es Ramiro Fernández (San Miguel de Nembra, 1943), quien durante casi 30 años ha sido el peluquero oficial de la Federación Española de Fútbol. Por sus manos y tijeras han pasado innumerables jugadores, entrenadores, doctores, directivos... los cuales depositaron su confianza en el psicoesteta y estilista asturiano. 

Después de tantos años toca echar la mirada atrás y qué mejor manera que con el libro “De los pies a la cabeza: Mis vivencias en el fútbol y La Roja”, la obra escrita por Ramiro Fernández y que sirve como recopilatorio de vivencias y anécdotas de su paso por “La Roja”. 

Un libro que será presentado el martes en el Centro Cultural Marcos Valcárcel dentro del ciclo de conferencias del Foro La Región. 
Fernández recuerda como “todo comenzó por casualidad. Javier Clemente acababa de ser nombrado seleccionador y en una de sus primeras concentraciones decidió que los jugadores se hospedaran el hotel Reconquista de Oviedo, a escasos 50 metros de mi salón. Luis Enrique y Abelardo, los que ya había atendido en varias ocasiones le preguntaron al míster si podían venir a cortarse el pelo, entonces Luis Enrique llegó con varios jugadores del Madrid y al día siguiente hizo lo propio Abelardo con los del Barcelona. Clemente vio que todos llegaban contentos y preguntó si a él también le podía cortar el pelo, entonces fui con un gran temor porque era un hombre muy serio y no sabía cómo iba a reaccionar, además me advirtió que él se cortaba el pelo en Bilbao (dijo con ironía), pero por suerte le gustó como lo dejé y ya en la siguiente concentración en Puente Viesgo pidió que fuera con ellos y así empezó mi relación con ellos”.

Tantos años han dado para momentos buenos y otros nos tan buenos. Sin duda alguna, el mejor recuerdo se remonta al 11 de julio de 2010 en Johannesburgo: “Tras el gol de Iniesta esos siete minutos fueron interminables. Cuando marcó pensé, oye que podemos quedar campeones del mundo, y ya no quise ver más, me puse las manos en la cabeza hasta que pitó el final. Fue lo máximo. He tenido la inmensa fortuna de llevar 28 años en la selección y contar desde dentro todos los éxitos de “La Roja”.  Además, como anécdota puedo contar que en la Euro de 2008 tras ganar a Alemania, el presidente Villar me dijo que fuera al vestuario que Casillas había preguntado por mí. Cuando estaba a punto de entrar, se cruzó Juan Luis Larrea y me dijo: “Ramiro, no entres, están desatados y te meten en la ducha, seguro”. Por fortuna, le hice caso y pude regresar a España empapado, pero de felicidad”.

Por contra, uno de los momentos más tristes fue “cuando nos eliminaron en el Mundial de Corea. Allí fue testigo de jugadores como los jugadores no paraban de llorar y no querían ir a la ducha, tuvo que ser el propio Camacho quien los empujaba  hacía ella. Fue un disgusto tremendo. La verdad es que tengo vivencias de todo tipo, pero como soy optimista prefiero quedarme con lo bueno”.

Precisamente en el Mundial de 2002, “tras pedirle permiso al míster, me acerqué a la concentración de la selección brasileña y le corté el pelo a Kaká, Edmílson, Roberto Carlos, Denílson… y entonces de repente apareció Ronaldo Nazário y comentó que quería un peinado especial porque su hijo no lo reconocía por la televisión. Entonces me atreví a decirle que se pusiera el “triángulo triunfal del éxito” y le dio buena suerte, ganó el Mundial y recibió el Balón de Oro”.

Si por algo se caracteriza Ramiro Fernández es por su discreción, siempre comenta que “si fuera un peluquero charlatán, los jugadores me hubieran echado. Soy un profesional y me dedico a asesorar a los futbolistas estéticamente”.

El libro, el primero que escribe sobre fútbol tras publicar varias obras sobre estética, tiene un componente solidario: los beneficios se destinan a fines benéficos, como la Cocina Económica de Oviedo.

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