crónica

El deporte, un salto a la vida para los trasplantados

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photo_camera Varios deportistas participan en los XXI Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados, que se desarrollan esta semana en el Estadio de Atletismo Ciudad de Málaga.

Así ven el deporte quienes compiten y participan en los XXI Juegos Mundiales de Trasplantados que esta semana se disputan en Málaga

Una segunda oportunidad para vivir, un salto para volver a disfrutar de nuevo, así ven el deporte quienes compiten y participan en los XXI Juegos Mundiales de Trasplantados que esta semana se disputan en Málaga, con más de 2.000 competidores de 52 países y cuya labor de concienciación social supera a la deportiva.

Benny Lilly es un americano de 65 años que acompaña a su hijo de 39, al que hace veinte le donó un riñón y del que disfruta desde la grada mientras juega un partido de baloncesto que enfrenta a España y Estados Unidos.

"Estamos felices de estar aquí, es la primera vez que venimos a España", afirma Lilly, quien, en declaraciones a Efe, destaca la relevancia de estos Juegos para las donaciones de órganos, un proceso que -explica- le dio la oportunidad de ayudar a su hijo, que volvió a jugar tras ser trasplantado.

Lilly señala en perfecto español que en un principio pensaban que su vástago no podría tener descendientes, pero, tras el trasplante, logró tener tres -uno de ellos se encuentra en los propios Juegos-.

Este estadounidense se muestra encantado por la experiencia: "Poder jugar después de tantos años es una maravilla", recalca.

La celebración de estos Juegos Mundiales concentra a más de 2.500 personas en la capital de la Costa del Sol, en la que se disputan 17 disciplinas diferentes con personas cuyas edades oscilan entre los cuatro y los ochenta años y que provienen de 52 países.

José Luis Mauri es coordinador del equipo español y participa en las competiciones de baloncesto, bádminton, kayak o pádel, entre otras.

Para él, lo más importante es "que llegue a toda la sociedad", y precisó que ha conseguido entrar en esta edición porque la salud le impidió llegar a las anteriores.

"Es una segunda oportunidad para nosotros", asegura Mauri, que fue trasplantado de intestino y considera que este acontecimiento mundial es una muestra de que "tras un trasplante hay vida".

Según Mauri, los Juegos Mundiales de Trasplantados son un motivo más para "superar los momentos más duros que suceden durante y después de un trasplante", y cree que aún es necesario sensibilizar más a la sociedad sobre esta materia.

Desde la organización, Antonio Alcaide, responsable de Deportes y Comunicación, destaca a pie de pista que la única condición para formar parte de esta "celebración" es ser un trasplantado, además de resaltar que aunque son unos juegos deportivos, el componente social "es lo más importante".

"Son unos agradecidos a la vida", afirma Alcaide al referirse a los competidores de una "fiesta" en la que no cesan los abrazos, los aplausos y las sonrisas, y a la que acuden familiares y personas que apoyan a quienes algún día recibieron un trasplante y hoy buscan demostrar a todos que les queda mucho partido por jugar. 

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