Paco Herrera ya es historia en el Celta. El entrenador extremeño fue despedido y su puesto lo ocupará Abel Resino.
Herrera se comprometió con el Celta en junio de 2010 y desde el principio asumió que su reto era devolver al equipo gallego a Primera división, objetivo que logró en su segunda temporada en Balaídos.
Pero en la máxima categoría los números del Celta han sido muy pobres, especialmente lejos de Balaídos, donde los vigueses tan sólo han ganado un partido, en La Romareda frente al Zaragoza. La crisis de resultados que atraviesa el equipo vigués (una victoria en las últimas 11 jornadas), sus críticas hacia jugadores como Roberto Lago o Iago Aspas y el distanciamiento con el director deportivo del club, Miguel Torrecilla, provocaron el despido.
Se marcha Herrera y llega Abel, que la temporada pasada salvó al Granada, el próximo visitante de Balaídos, en la última jornada de Liga. Dirigió anteriormante al Levante, Atlético de Madrid y Valladolid.
ANTES Y DESPUÉS
'Por desgracia nadie del club me ha llamado para comunicarme la destitución', dijo por la mañana Paco Herrera. 'Después de casi tres años creo que por respeto deberían haberme comunicado algo', ahondó. Ya por la tarde, achacó a los 'malos resultados' su marcha y se mostró 'convencido' que habría salvado al Celta del descenso.
'Al final los resultados son los que me apean del Celta, pero me hubiera gustado pelear hasta el final. Soy un luchador y lo hubiera hecho hasta el último minuto del último partido, pero no ha sido posible', indicó.
Herrera, que no aceptó preguntas de los periodistas, se mostró 'agradecido' por los casi tres años que ha vivido en Vigo y adelantó que a partir de ahora sufrirá como 'un aficionado más'.
'Estoy llorando por dentro porque son tres años de mucho cariño. En estos momentos difíciles, para todos, lo único que quiero expresar es agradecimiento', insistió.
'Estoy muy agradecido a todo el Consejo, sin excepción, con el presidente como cabeza visible porque me ha demostrado su profesionalidad. A todos, al igual que a todo el personal que trabaja en la sede y en las instalaciones deportivas de A Madroa, los he tenido como compañeros y como amigos', subrayó.
Se acordó también de su familia porque 'desde la distancia ha tenido una fuerza tremenda para apoyarme en estos momentos difíciles', así como de los aficionados y de sus jugadores.
'Es cierto que a veces, por sacar más rendimiento de algunos de mis jugadores, he podido meter la pata, pero siempre lo he hecho para sacar lo mejor de todos ellos. Me siento identificado con todos los jugadores de la casa porque he peleado por ellos y he visto que han tirado para adelante', finalizó el ya exentrenador del Celta.
Pero en la máxima categoría los números del Celta han sido muy pobres, especialmente lejos de Balaídos, donde los vigueses tan sólo han ganado un partido, en La Romareda frente al Zaragoza. La crisis de resultados que atraviesa el equipo vigués (una victoria en las últimas 11 jornadas), sus críticas hacia jugadores como Roberto Lago o Iago Aspas y el distanciamiento con el director deportivo del club, Miguel Torrecilla, provocaron el despido.
Se marcha Herrera y llega Abel, que la temporada pasada salvó al Granada, el próximo visitante de Balaídos, en la última jornada de Liga. Dirigió anteriormante al Levante, Atlético de Madrid y Valladolid.
ANTES Y DESPUÉS
'Por desgracia nadie del club me ha llamado para comunicarme la destitución', dijo por la mañana Paco Herrera. 'Después de casi tres años creo que por respeto deberían haberme comunicado algo', ahondó. Ya por la tarde, achacó a los 'malos resultados' su marcha y se mostró 'convencido' que habría salvado al Celta del descenso.
'Al final los resultados son los que me apean del Celta, pero me hubiera gustado pelear hasta el final. Soy un luchador y lo hubiera hecho hasta el último minuto del último partido, pero no ha sido posible', indicó.
Herrera, que no aceptó preguntas de los periodistas, se mostró 'agradecido' por los casi tres años que ha vivido en Vigo y adelantó que a partir de ahora sufrirá como 'un aficionado más'.
'Estoy llorando por dentro porque son tres años de mucho cariño. En estos momentos difíciles, para todos, lo único que quiero expresar es agradecimiento', insistió.
'Estoy muy agradecido a todo el Consejo, sin excepción, con el presidente como cabeza visible porque me ha demostrado su profesionalidad. A todos, al igual que a todo el personal que trabaja en la sede y en las instalaciones deportivas de A Madroa, los he tenido como compañeros y como amigos', subrayó.
Se acordó también de su familia porque 'desde la distancia ha tenido una fuerza tremenda para apoyarme en estos momentos difíciles', así como de los aficionados y de sus jugadores.
'Es cierto que a veces, por sacar más rendimiento de algunos de mis jugadores, he podido meter la pata, pero siempre lo he hecho para sacar lo mejor de todos ellos. Me siento identificado con todos los jugadores de la casa porque he peleado por ellos y he visto que han tirado para adelante', finalizó el ya exentrenador del Celta.
