Sueños de Olimpia

Milkha Singh, correr por la supervivencia

Los duelos entre Abdul Khaliq (izquierda) y Milkha causaron pasión en los Juegos Asiáticos.
photo_camera Los duelos entre Abdul Khaliq (izquierda) y Milkha causaron pasión en los Juegos Asiáticos.
Apenas conocido en Europa, el atleta indio fue un auténtico mito deportivo en toda Asia

El maldito covid precipitó la muerte el pasado mes de junio del atleta indio Milkha Singh. Apenas conocido en Europa, fue un auténtico mito deportivo en toda Asia.

Su trayectoria dio para una exitosa superproducción de "Bollywood" y podría ser fuente de inspiración para cualquiera.

Milkha nació en 1929 en el pueblo entonces conocido como Gobindpura. Fue el menor de los 15 hijos de Sampuran y Chawali, una pareja de campesinos.

La vida era dura, cruel. 8 de sus hermanos fallecieron por las frecuentes epidemias. No fue lo peor. Su pueblo se encontraba en 1947 en territorio de la recién proclamada nación musulmana de Pakistán.

"Convertíos al Islam o preparados para morir", les dijeron. La familia de Milkha eran "Sij", etnia muy religiosa e irreductible. Bravísimos guerreros en la dos Guerras Mundiales.

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El pueblo no accedió y fue atacado. Los padres y tres hermanos de Milkhafueron ejecutados ante sus ojos. "¡Corre, Milkha, corre!" Fueron las últimas palabras que escuchó.

Corrió, corrió y nunca más se detuvo. Vagó por la selva, se colgó de un tren, acompañó a varios millones de refugiados y desamparados hasta llegar a Delhi. Milagrosamente, allí se reunió con otros hermanos y se alistó al ejército para alejarse de las calles.

En el cuartel, descubrieron que las piernas que le salvaron la vida eran portentosas sobre una pista de atletismo. En especial para distancias de entre 200 y 400 metros. Ganaba descalzo porque no tenía una rupia para zapatillas.

Los triunfos y la continua mejora de sus marcas le lanzaron hacia las competiciones internacionales. Así nació el primer y necesario mito deportivo de una enorme, populosa y joven nación, la India.

El "Sij volador", un asceta por el atletismo

Milkha participó en tres Juegos Olímpicos. En Melbourne 1956 su inexperiencia y pasión por las australianas le impidió rendir a tope. Allí entabló amistad con el doble campeón olímpico estadounidense Charles Jenkins y adoptó su método.

Se convirtió en un asceta del atletismo. "Entrenaba siete horas diarias. Llenaba botes con mi sudor. Me costaba volver andando al cuartel", aseguró.

Tanta dedicación dió resultado en los Juegos Asiáticos y en los Juegos de la Commonwealth de 1958, donde logró varios Oros en 200 y 400 metros.

Milkha destacaba entre todos los rivales por su estética "sij". Por el "dastar" para recoger el pelo que todos renzan y nunca cortan.

En Roma 1960 llegó en su mejor momento. Lideró los primeros 200 metros de una final mítica de 400, pero cometió "el error de mi vida", bajando el ritmo por miedo a desfondarse. Después no pudo reaccionar y terminó cuarto. Campeón y subcampeón tuvieron que batir el récord mundial para superarle. Una decepción curada en los Juegos Asiáticos de Yakarta, donde logró otras dos medallas de Oro.

Ese año 1960 se realizó una exhibición atlética en Lahore (Pakistán) para reconciliar a ambos países.

Ante su negativa a acudir, sólo el primer ministro Nehru pudo convencerle en persona. "El deporte nos ayudará a fomentar la amistad y el amor con nuestros vecinos. Debes ir".

Allí estaba su gran rival en Asia, el también pakistaní, Abdul Khaliq, apoyado por su público y el líder, Ayub Khan, en el palco.

Milkha corrió como nunca. Ganó e impresionó al propio Ayub Khan. "Desde hoy serás el sij volador (flying sikh)" le dijo en meta. En su país ya era un héroe. Hoy es leyenda.

CITIUS, ALTIUS, FORTIUS | Su medalla olímpica llegó en Tokio

Los 'Sij' son una etnia religiosa monoteísta surgida en el siglo XV en la región del Punjab, situada en un territorio entre la India y Pakistán. Sus fieles deben cumplir cinco preceptos: honestidad, equidad, fidelidad, meditación y rebelión ante la tiranía. A los hombres se les apellida "Singh" y a las mujeres "Kaur". Perseguidos por los musulmanes, marginados entre los hindúes, sufrieron los desastres de las guerras y millonarias emigraciones entre ambos países, los mayores de la Historia. Milkha fue el único 'sij' respetado y admirado por todos, pues reunió a lo mejor de su credo los valores olímpicos. Donó todas sus medallas y derechos a asociaciones benéficas, trabajó infatigable por los más desamparados y por la reconciliación. Fue ejemplar en la victoria y la derrota, buen amigo de sus rivales. Se casó con Nirmal, una exjugadora de voleibol, y tuvieron cinco hijos. Uno de ellos -Gurbinder- huérfano por la guerra, fue adoptado. Neeraj Chopra, primer campeón olímpico indio -en Tokio 2021- le dedicó su medalla de Oro. El homenaje que siempre deseó.

VER O LEER | Bollywood productions

Milkha Singh escribió una autobiografía 'Race for my life', junto a su hija Sonia, convertida en una superproducción de 'Bollywood'. Una magnífica, cruda y bella película de excelente factura técnica y dramática. Momento excepcional es el regreso a su antiguo pueblo -ahora llamado Quaidabad y en zona pakistaní- donde exorcisa todos los demonios y firma la paz con el pasado. "Corre, Milkha, corre" es un tributo a un atleta casi tan excepcional como su persona. Capaz de sobrepasar la barrera del deporte y calar en el corazón de la gente.

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