Usar la misma ropa interior, sentarse en el mismo sitio del autobús e incluso orinar en el césped. Todo es válido para ayudar a ganar.

Mundial 2010 - Las peores supersticiones en el fútbol

Usar la misma ropa, una de las supersticiones más comunes
Si por algo se caracterizan muchos futbolistas es por sus excéntricas supersticiones. En tiempo de Mundial, es momento de repasar algunas de las costumbres más raras y desconocidas de algunos de los jugadores más importantes de las últimas Copas del Mundo.
El primero del que vamos a hablar es del peculiar Gennaro Gattuso. El italiano, en el Mundial de 2006 que ganó su selección, usó la misma sudadera desde el primer día de concentración. Poco importaban las altas temperaturas alemanas si se conseguía levantar el trofeo. En esa misma competición, John Terry anunciaba que siempre se sienta en el mismo lugar en el autobús, que escucha siempre el mismo CD camino al estadio y que da tres vueltas a la cinta de alrededor de las medias.

Juan Sebastián Verón, volante de Argentina, superó una lesión en 1997 y tuvo que protegerse las rodillas. Desde entonces, nunca ha perdido esa costumbre. Algo parecido le pasó al delantero alemán Mario Gómez. En un partido como juvenil no cantó el himno de su país en la previa del partido y marcó, así que nunca más volvió a cantar antes del partido.

Ricardo La Volpe, portero de Argentina en 1978 y seleccionador de México en 2006, confiaba en sus corbatas de dragones y el Feng Shui e inclusive consulta con su astróloga personal sus próximas alineaciones, algo que también practica el actual entrenador francés, Raymond Domenech. Laurent Blanc, central y capitán de Francia en 1998, le besaba la cabeza a su portero Fabian Barthez. Ese equipo, que conquistó el título en el Stade de France, se escuchaba en el vestuario el exitoso hit de Gloria Gaynor 'I Will Survive'.

Los delanteros, los más supersticiosos

Seguimos con caprichos, en este caso de atacantes. Adrian Mutu, una de las estrellas de la selección de Rumanía, utiliza siempre la misma ropa interior. El chileno Iván Zamorano jugaba con una venda blanca en la muñeca derecha pues una vez tuvo una molestia en dicha zona y para seguridad le pusieron una protección de ese color, luego hizo tres goles y a partir de allí se hizo amante de esos vendajes.

Un viejo conocido del fútbol español, Ronaldo, entra siempre al campo de juego con el pie derecho. Particularmente curiosa parece la costumbre que tenía Hugo Sánchez. El ariete mexicano jamás disparaba a puerta en el calentamiento 'para no gastar goles', algo a lo que se sumaba Gary Lineker, artillero de Inglaterra en 1986 y 1990.

Kolo Touré, defensa de Costa de Marfil, suele ingresar en último lugar al campo, algo que alguna vez le costó ser amonestado, pues al esperar fuera de la cancha al rezagado William Gallas en un partido de Liga de Campeones entre Arsenal y Roma, el árbitro se cansó de aguantar su superstición.

El ex seleccionador argentino, Carlos Bilardo, llevaba una estatua de la virgen de Luján a la cancha. Además, prohibía luego a sus jugadores comer pollo en las concentraciones porque traía mala suerte. También respetaba a rajatabla la misma vestimenta, los lugares en el autobús e incluso la ruta hacia el estadio. Otro ex seleccionador, el brasileño Mario Lobo Zagallo era amante del número 13, por su devoción a San Antonio, cuya fiesta se celebra el 13 de junio. Jugaba con ese número.

Giovanni Trapattoni, seleccionador de Irlanda en estas eliminatorias a Sudáfrica-2010, rocía con agua bendita que le envía su hermana monja. Aymoré Moreira, técnico de Brasil en 1962, se hizo conocido por usar una camiseta que tenía un lagarto bordado en el pecho, 'porque esa le ayudaba a ganar partidos', confesó su hijo Everth Moreira.

Terminamos con una que no entraremos a valorar. Sergio Goycochea, guardameta de Argentina en 1990, orinaba en la cancha durante el Mundial de Italia antes de las tandas de penaltis. Con esa fórmula cree que ayudó a la 'albiceleste' a llegar a la final

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