El balear derrota en la final del torneo barcelonés a Nico Almagro por 6-4 y 6-3 en hora y media de partido

Octavo Godó para Nadal

Rafael Nadal logró su octavo título en Barcelona tras batir a Nicolás Almagro por 6-4 y 6-3 en una hora y media de juego, en una final marcada por la aparición de la lluvia al inicio y al final del partido.
Y eso que empezó cediendo su servicio. Contra Almagro, además, lo hizo dos veces seguidas, así que el murciano se colocó 3-0 nada más arrancar el partido. Empezó a llover en la central y el murciano miraba al juez de silla como pidiéndole que parase el partido, mientras Nadal, pese a ir por detrás en el marcador, parecía no tener ninguna intención de abandonar la pista.

El heptacampeón de Roland Garros, que hasta ese momento sólo había logrado tres puntos y cometido varios errores no forzados impropios de él, empezó a jugar más agresivo a partir de entonces.

Encadenó cuatro juegos seguidos para ponerse 4-3, pero se trataba de un resultado engañoso porque Almagro, en su primera final ante el balear, estaba jugando realmente bien, pegando fuerte y profundo de derecha y de revés y moviendo bien a su rival.

A esas alturas del partido, el cielo había dado una tregua y el murciano se reenganchó. Tuvo tres bolas de rotura para ponerse 5-4 y saque, pero Nadal salvó las tres, logró mantener su servicio y romper el de su rival en el juego siguiente, desplegando el mejor tenis que se le ha visto este año en Barcelona.

La frustración se fue apoderando poco a poco de Almagro en el segundo set, y eso que salvó un 0-40 para ponerse 1-1. Sin embargo, Nadal logro romperle el servicio en la siguiente ocasión y ponerse 4-1.

Almagro vio cerca el final y aunque fue capaz de sumar dos juegos más con su servicio, Nadal, que a estas alturas del partido ya se había convertido en un muro infranqueable, no le concedido ninguna oportunidad de romper el suyo.

El murciano acabó claudicando como lo hacen casi todos cuando se enfrentan al rey de la tierra, 'un monstruo que está por encima de los demás en esta superficie', como el mismo Almagro reconoció en los parlamentos al final del partido.

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