Van Rompuy retrasa la cumbre europeas para tener más tiempo para recapitalizar la banca y revisar el segundo rescate de Grecia

Bélgica rescata por 4.000 millones su filial de Dexia y creará un 'banco malo' con los activos tóxicos

Dexia no caerá. Se partirá en tres, Bélgica comprará su parte por 4.000 millones de euros y creará un 'banco malo' que se hará cargo de los activos tóxicos de la entidad, que garantizarán Bélgica, Francia y Luxemburgo. A Joaquín Almunia la operación le ha parecido bien, aunque la Comisión Europea aún tiene que aprobarla, y el gobierno belga no descarta más rescates. A su vez, Herman van Rompuy ha decidido retrasar al 23 de octubre la próxima cumbre de líderes europeos, para tener más tiempo para recapitalizar la banca y revisar el segundo rescate de Grecia.
Por segunda vez, Dexia será rescatada. Si en 2008 la entidad bancaria recibió 6.400 millones de euros, ahora Bélgica se hará con la filial en el país por 4.000 millones de euros. Además, aceptará garantías de crédito por importe de hasta 90.000 millones en diez años.

La decisión la anunció el primer ministro belga, Yves Leterme, en una rueda de prensa que ofreció a las 3.00 horas de la madrugada de este lunes. En su opinión, este acuerdo elimina los 'riesgos' que supone para la economía la situación de Dexia.

También a la entidad financiera la operación le parece positiva. En un comunicado, el consejo de administración del banco ha aceptado 'bajo las actuales circunstancias' la propuesta de rescate que han pactado los gobiernos de Bélgica, Francia y Luxemburgo. De esta forma, se parte en tres la entidad franco-belga. Bélgica nacionalizará la filial del banco en el país a cambio de 4.000 millones de euros. Además, aceptará garantías de crédito por importe de hasta 90.000 millones en diez años.

'El consejo de administración ha analizado la oferta y ha consultado con expertos independientes respecto al interés social para el grupo y sus filiales, y ha aprobado la compra de Dexia Bank Belgium por el Estado belga', ha indicado la entidad en un comunicado.

La nacionalización de la filial belga 'será finalizada en un futuro muy próximo' y permitirá a Dexia reducir sus necesidades de financiación a corto plazo en más de 14.000 millones de euros. En opinión de la entidad, de esta forma se mejorará la solvencia del grupo en más de 200 puntos básicos y se reducirá en más de 18.000 millones su cartera de activos no estratégicos.

Algunos, mientras tanto, se han quitado de en medio. Ese ha sido el caso del presidente del consejo de administración del banco, Jean-Luc Dehaene, quien fuera primer ministro de Bélgica entre 1992 y 1999, y que ha presentado su dimisión este lunes. La entidad ha indicado que tras las intervención no tenía sentido mantener a los actuales representantes. En una conferencia telefónica, Dehaene ha afirmado que la entidad podía haber llegado a una situación normal en dos años, si no hubieran intervenido factores externos, en referencia a la crisis de deuda de la eurozona.

La operación supone la creación de un 'banco malo' para aislar los activos 'tóxicos' de Dexia, que recibirá garantías de refinanciación por importe de hasta 90.000 millones de euros por parte de los tres gobiernos. En concreto, los fondos de esta entidad residual estarán garantizados por Bélgica (60,5 por ciento), Francia (36,5 por ciento) y Luxemburgo (3 por ciento).

En todo caso, la intención del gobierno belga es permanecer en el accionariado de la entidad tan sólo el tiempo que sea necesario para estabilizar la situación y obtener por su participación un 'valor de mercado superior al de la inversión que permita obtener plusvalías'.

Y esta podría no ser la única operación de rescate en Bélgica. Así, el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, ha reconocido que el Estado 'no excluye' que tenga que rescatar a otras entidades belgas tras el segundo rescate de Dexia, que ya recibió ayudas públicas en 2008.

UN RESCATE 'PARTICULAR'

En Francia, el ministro francés galo, François Baroin, ha subrayado el carácter 'particular' del rescate de la entidad franco belga, y ha descartado la posibilidad de que haya otros bancos franceses en situación de necesitar ayudas públicas para su recapitalización. Además, ha subrayado que la participación de Francia en el rescate de Dexia no supone un riesgo para su nota 'triple A'.

'Dexia es un caso particular', ha subrayado Baroin en una entrevista a la emisora gala iTele, y ha excluido además la posibilidad de que sea necesario rescatar a bancos franceses. Además, ha citado los resultados de los últimos tests de estrés del pasado mes de julio, para sugerir qué entidades podrían encontrarse en peligro.

'En Francia, ciertamente, no, mientras que en Europa se identificó a nueve entidades de las 91 examinadas que suspendieron los tests de estrés, principalmente españolas y algunas de landers alemanes y unas poca más', ha expuesto el ministro francés. En su opinión, la participación de Francia en el rescate de Dexia no representa un riesgo para la máxima nota de solvencia ('AAA') del país galo, ya que las garantías comprometidas no tienen impacto sobre la deuda pública francesa.

La Comisión Europea todavía tiene que dar el visto bueno a la operación, pero todo parece indicar que le ha parecido bien. Así, el vicepresidente de la Comisión y responsable de Competencia, Joaquín Almunia, ha celebrado este lunes el 'efecto estabilizador' del segundo rescate de Dexia aprobado por Bélgica, Francia y Luxemburgo, aunque haya recordado que la nueva ayuda todavía necesita el visto bueno de Bruselas.

El responsable de Competencia ha recordado que le entidad franco-belga se encuentra 'bajo la vigilancia' de Bruselas desde la autorización del primer rescate de 6.400 millones de euros en 2008. 'Por ello, cualquier cambio al plan de reestructuración y cualquier nueva medida de ayuda debe ser notificada y revisada por la Comisión', ha explicado Almunia.

De hecho, Dexia superó con creces esas pruebas de estrés, y obtuvo una ratio de capital básico del 10,4 por ciento en el escenario más adverso previsto, frente al 5 por ciento fijado como límite mínimo, convirtiéndose en una de las entidades que mejor resultado cosechó en estas pruebas.

Mientras tanto, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, ha decidido este lunes retrasar hasta el 23 de octubre la próxima cumbre de líderes europeos, prevista inicialmente para el 17 y 18 de octubre, con el objetivo de tener más tiempo para preparar la recapitalización de la banca comunitaria, revisar el segundo rescate de Grecia y reforzar el fondo de rescate de 440.000 millones de euros para países con problemas de deuda.

'Este calendario nos permitirá finalizar nuestra estrategia global para la crisis de deuda soberana de la eurozona', ha anunciado Van Rompuy en un comunicado, en el que ha añadido: 'Se requieren elementos adicionales para hacer frente a la situación en Grecia, al recapitalización de los bancos y una eficiencia reforzada de las herramientas de estabilización, el fondo europeo de estabilidad financiera', ha explicado el presidente del Consejo Europeo.

La Unión Europea se ha comprometido este lunes a pactar una solución global a la crisis de deuda antes de la cumbre del G-20 que se celebrará en Cannes los días 3 y 4 de noviembre, y ha reclamado a Estados Unidos, China y el resto de socios internacionales una actitud 'constructiva' para evitar una recaída en la recesión.

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