En horas decisivas para el futuro de las cajas gallegas. La Xunta espera tener alguna respuesta hoy mismo o como muy tarde el próximo miércoles, según informaron fuentes del Gobierno autonómico.
Las negociaciones entre Caixanova y Caixa Galicia fueron intensas todo el fin de semana para intentar llegar a un acuerdo para iniciar el proceso de fusión. Esto es lo que quiere la entidad coruñesa que sigue abierta a esta opción. También lo quiere el Ejecutivo de Feijóo que dice que la integración es la mejor solución y también el Banco de España, que ahora lo ve viable.
Quien sigue teniendo dudas es la caja viguesa, que se inclina más por el no que por el sí, informaron las mismas fuentes, a pesar de que la entidad no comunicó nada formalmente. El propio presidente de la Xunta pasó varias horas de este fin de semana en su despacho de San Caetano para tratar el tema, manteniendo contactos con las dos cajas. El trabajo del Gobierno gallego siguió la línea de la fusión y tanto ahínco responde a que ésta podría se su última posibilidad porque Caixa Galicia dio de plazo este fin de semana para cerrar un acuerdo o exploraría otras vías.
Por su parte Caixanova lo sigue viendo verde. Lleva días analizando los números e inició una exploración de la viabilidad de la integración, que no ve con buenos ojos. La caja viguesa cree que haría falta un adelgazamiento económico antes de proceder a una fusión paritaria entre iguales. Se trataría de una transferencia de oficinas del exterior, con su personal y negocio a otra entidad financiera, y se desprenderían de acciones en empresas donde tienen participación.
Como telón de fondo está la presión del Banco de España. El gobernador del máximo órgano financiero del país, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, advirtió hace unos días de que había retrasos en algunos procesos de integración (indirectamente se refería al gallego) y recordó que es este órgano el que tiene potestad para intervenir, liquidar o vender las cajas. Y es que el Banco de España quiere tener diseñado el futuro mapa financiero español antes de que termine el mes de marzo, esta misma semana.
Quien sigue teniendo dudas es la caja viguesa, que se inclina más por el no que por el sí, informaron las mismas fuentes, a pesar de que la entidad no comunicó nada formalmente. El propio presidente de la Xunta pasó varias horas de este fin de semana en su despacho de San Caetano para tratar el tema, manteniendo contactos con las dos cajas. El trabajo del Gobierno gallego siguió la línea de la fusión y tanto ahínco responde a que ésta podría se su última posibilidad porque Caixa Galicia dio de plazo este fin de semana para cerrar un acuerdo o exploraría otras vías.
Por su parte Caixanova lo sigue viendo verde. Lleva días analizando los números e inició una exploración de la viabilidad de la integración, que no ve con buenos ojos. La caja viguesa cree que haría falta un adelgazamiento económico antes de proceder a una fusión paritaria entre iguales. Se trataría de una transferencia de oficinas del exterior, con su personal y negocio a otra entidad financiera, y se desprenderían de acciones en empresas donde tienen participación.
Como telón de fondo está la presión del Banco de España. El gobernador del máximo órgano financiero del país, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, advirtió hace unos días de que había retrasos en algunos procesos de integración (indirectamente se refería al gallego) y recordó que es este órgano el que tiene potestad para intervenir, liquidar o vender las cajas. Y es que el Banco de España quiere tener diseñado el futuro mapa financiero español antes de que termine el mes de marzo, esta misma semana.
