ECONOMíA

Los precios caen por primera vez en la eurozona desde 2009

Bruselas niega la deflación, aunque reconoce que "a corto plazo" continuará la tasa negativa

La tasa de inflación interanual se situó en el -0,2% en la eurozona en diciembre, con lo que el área de la moneda común acabó 2014 en terreno negativo por primera vez en cinco años, aumentando así la presión sobre el Banco Central Europeo para que tome nuevas medidas. Se trata de la primera tasa negativa desde octubre de 2009, cuando los precios bajaron un 0,1%, y del mayor descenso desde septiembre de ese año, cuando la tasa estaba en el -0,3%, según la base de datos de la agencia comunitaria de estadística, Eurostat, que publicó ayerel índice adelantado de la inflación en la eurozona.

La tasa interanual de inflación se tiñó de rojo y aumentó el riesgo de un escenario deflacionista después de haberse registrado en noviembre un aumento de precios de un 0,3%. Un año antes, la tasa se situaba todavía en el 0,8%, de acuerdo con Eurostat, con sede en Luxemburgo. La vuelta a un dato negativo por primera vez en cinco años se debió principalmente a la caída de los precios de la energía (un 6,3% frente al descenso del 2,6% en noviembre).

La Comisión Europea negaba tars hacerse público el dato que la eurozona esté en deflación, aunque sí admitió que el bajo nivel de precios continuará a "corto plazo" y la inflación sólo remontará cuando la recuperación se consolide y los salarios empiecen a aumentar.

"Una inflación temporalmente negativa es algo obviamente distinto de la deflación, que requiere una caída general del nivel de precios que se autoperpetúa", dijo la portavoz de Asuntos Económicos, Annika Breidhardt. "La Comisión cree que el débil crecimiento y los bajos precios de las materias primas continuarán enfriando la inflación a corto plazo, pero a medida que la actividad económica se fortalezca y los salarios crezcan, la inflación volverá a aumentar", sostuvo. Ahora todos los ojos están puestos en la reunión del consejo de gobierno del BCE del próximo día 22, no solo por la baja inflación y la presión sobre el euro, sino también por la preocupación ante posibles repercusiones de la crisis política y económica en Grecia.

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