Cuatro varones y una mujer de la misma familia y de nacionalidad rumana, han sido detenidos en Tenerife porque presuntamente aprovechaban la situación de pobreza de algunos compatriotas para explotarlos laboral y, en algunos casos, sexualmente, ha informado hoy la Policía Nacional.
Los detenidos han sido acusados de delitos de trata de seres humanos con fines de fines de explotación laboral y sexual, y, según se indica en un comunicado policial, embaucaban a compatriotas mediante promesas de contratos de trabajo e incluso de creación de empresas de hostelería y construcción.
La organización desarticulada sufragaba los gastos de desplazamiento desde Rumanía, actuación que se realizaba de forma anónima, añade la Policía Nacional.
Una vez en Tenerife alojaban a las víctimas en pisos arrendados por la organización pero utilizaban siempre las filiaciones de las personas recién llegadas, a las que obligaban a firmar contratos de arrendamiento para dificultar cualquier investigación.
De este modo las víctimas convivían siempre con varios miembros de la banda y eran controlados durante las 24 horas del día, se explica en el comunicado.
Agrega la Policía Nacional que tras informar a las víctimas de que el proyecto empresarial se había retrasado con motivo de la crisis económica las obligaban a ejercer la mendicidad para poder amortizar la deuda por gastos del viaje y arrendamiento.
Las víctimas eran situadas tanto en los accesos de supermercados y aparcamientos de vehículos como en semáforos 'estratégicos' de la capital tinerfeña y de otras localidades de la isla, donde les hacían usar carteles elaborados por la organización para el ejercicio de la mendicidad, y también los hacían limpiar cristales.
La Policía Nacional señala que las jornadas de trabajo superaban habitualmente las doce horas diarias, permaneciendo, en todo momento, controlados por algún miembro de la organización que ejercía las mismas funciones en donde estaban las víctimas para, al final del día, recaudar casi la totalidad de las ganancias.
También ha comprobado la Policía Nacional que la banda realizó numerosas transferencias de dinero a su país de origen, lo suficientemente pequeñas como para evitar el control fiscal.
En otras ocasiones engañaban a las víctimas para que realizaran las transferencias con destino a otro miembro de la organización en Rumanía, bajo promesa de que esa persona se encargaría de hacer llegar el dinero a sus familiares, lo que nunca sucedía, asegura la Policía Nacional.
Cuando alguna de las víctimas pretendía desligarse de la banda era perseguida 'sistemáticamente' y amenazada en su vivienda o en la calle, y las amenazas de muerte se hacían extensivas a los familiares, tanto en Tenerife como en Rumanía.
La Policía Nacional señala que algunas víctimas han sido obligadas a ejercer la prostitución durante la noche, siempre con clientes pertenecientes al círculo de amistad de los miembros del clan y nunca con desconocidos, para evitar fisuras que delataran la actividad criminal de esta red.
De las cinco personas detenidas ha ingresado en prisión el principal dirigente del grupo, concluye el comunicado.
La organización desarticulada sufragaba los gastos de desplazamiento desde Rumanía, actuación que se realizaba de forma anónima, añade la Policía Nacional.
Una vez en Tenerife alojaban a las víctimas en pisos arrendados por la organización pero utilizaban siempre las filiaciones de las personas recién llegadas, a las que obligaban a firmar contratos de arrendamiento para dificultar cualquier investigación.
De este modo las víctimas convivían siempre con varios miembros de la banda y eran controlados durante las 24 horas del día, se explica en el comunicado.
Agrega la Policía Nacional que tras informar a las víctimas de que el proyecto empresarial se había retrasado con motivo de la crisis económica las obligaban a ejercer la mendicidad para poder amortizar la deuda por gastos del viaje y arrendamiento.
Las víctimas eran situadas tanto en los accesos de supermercados y aparcamientos de vehículos como en semáforos 'estratégicos' de la capital tinerfeña y de otras localidades de la isla, donde les hacían usar carteles elaborados por la organización para el ejercicio de la mendicidad, y también los hacían limpiar cristales.
La Policía Nacional señala que las jornadas de trabajo superaban habitualmente las doce horas diarias, permaneciendo, en todo momento, controlados por algún miembro de la organización que ejercía las mismas funciones en donde estaban las víctimas para, al final del día, recaudar casi la totalidad de las ganancias.
También ha comprobado la Policía Nacional que la banda realizó numerosas transferencias de dinero a su país de origen, lo suficientemente pequeñas como para evitar el control fiscal.
En otras ocasiones engañaban a las víctimas para que realizaran las transferencias con destino a otro miembro de la organización en Rumanía, bajo promesa de que esa persona se encargaría de hacer llegar el dinero a sus familiares, lo que nunca sucedía, asegura la Policía Nacional.
Cuando alguna de las víctimas pretendía desligarse de la banda era perseguida 'sistemáticamente' y amenazada en su vivienda o en la calle, y las amenazas de muerte se hacían extensivas a los familiares, tanto en Tenerife como en Rumanía.
La Policía Nacional señala que algunas víctimas han sido obligadas a ejercer la prostitución durante la noche, siempre con clientes pertenecientes al círculo de amistad de los miembros del clan y nunca con desconocidos, para evitar fisuras que delataran la actividad criminal de esta red.
De las cinco personas detenidas ha ingresado en prisión el principal dirigente del grupo, concluye el comunicado.
