Artur Mas, altos cargos y muchos parlamentarios utilizaron helicópteros y furgones policiales para acceder a la Cámara

Los 'indignados' cercan el Parlamento catalán y agreden a varios diputados

Los Mossos d'Esquadra detienen a uno de los concentrados en Barcelona. (Foto: TONI ALBIR)
Los indignados catalanes llevaron el 'no pasarán' hasta el límite ayer y presentaron su propia 'enmienda a la totalidad' de los presupuestos de la Generalitat para 2011.
Unos 3.000 manifestantes bloquearon las entradas al Parlamento y dificultaron el acceso de los diputados, que tuvieron que ser trasladados en furgonetas policiales e incluso en helicópteros. Muchos de ellos no salieron indemnes, y llegaron a la Cámara con marcas de spray, o, por lo menos, bajo una lluvia de insultos e improperios. Fuera del edificio, los altercados derivaron en 45 heridos leves, entre ellos 28 agentes, y seis detenidos. 'Democracia Real Ya' y los portavoces del 15 M se desmarcaron de los acontecimientos violentos.

Un cordón de 3.000 indignados bloqueaba los accesos al parlament. Frente a sí, otro cordón, unos 400 mossos d'esquadra y guardias urbanos desde las 06.00 horas. Media hora antes del comienzo de la sesión, alrededor de 60 de los 135 diputados habían sido trasladados en furgones policiales y lograron entrar por la puesta trasera. Eso sí, no salieron indemnes.

No sólo hubo abucheos e insultos, los manifestantes lanzaron spray rojo a Joan Boada. El ecosocialista y ex secretario general de la Consejería de Interior en la legislatura pasada, entró con la nuca pintada. A Joan Herrera, secretario general de ICV, le tiraron una piel de plátano, mientras que Montserrat Tura apareció en el Parlamento con una cruz negra en su gabardina blanca.


EN HELICÓPTERO

Otros optaron por otras vías. Ocho helicópteros llegaron al órgano ante la mirada de los indignados. Transportaban a Artur Mas, presidente de la Generalitat, Núria de Gispert, presidenta del Parlamento catalán, los consejeros y una parte de los diputados de los diversos grupos parlamentarios. En el plazo de una hora, todos aterrizaron a la izquierda del edificio.

La salida fue más relajada. El presidente abandonó el recinto en coche y el resto de los diputados lo hizo a pié, por un acceso lateral. Eso sí, a última hora de la tarde, porque la concentración los había retenido en el Parlamento durante todo el día.

En una asamblea inusualmente larga, los indignados decidieron trasladar su protesta a la plaza Sant Jaume, ante el Ayuntamiento y la Generalitat. En la reunión, admitieron que había habido 'reacciones violentas' y aprobaron que la de la tarde fuese una protesta pacífica. Uno de los motivos de que se alargase la cita fue que había división. Había quien abogaba por concentrar todas sus fuerzas en el Parlamento.

Los sectores más radicales hablaban de 'sitiar' la Ciudatella y presumieron durante sus intervenciones de tener la capacidad de alterar los 'parlamentos ilegítimos de terroristas'. También se oyó que los Presupuestos catalanes son un acto de violencia contra las clases populares.

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