Una de las supervivientes se hizo ella misma un torniquete y ayudó a rescatar a dos de los niños

La mujer de Monforte herida adelantó el regreso a Canarias para viajar con su hija

Dolor y emoción en el traslado de los féretros. (Foto: EFE)
El dolor sigue presente en el Hotel Auditorium de Madrid, donde las familias de las víctimas del accidente aéreo del miércoles fueron ubicadas por Spanair tras tratar de identificar a sus allegados en el pabellón habilitado en IFEMA.
Los familiares de las víctimas del avión accidentado el pasado miércoles en el aeropuerto de Barajas, que se encuentran en el hotel Auditorium, muestran los rostros marcados por el dolor por la pérdida de sus seres queridos y tratan de reconfortarse entre ellos.


La ubicación en la parte delantera le salvó la vida

María Loreto González Cabanas tenía billete para un avión que salía unos tres días después del accidentado, pero cambió el día de viaje para acompañar a su hija Clara Díaz González, que falleció, porque no quería viajar sola. La mujer, conocida como ‘Keka’ por sus amigos y familiares accedió a la petición de su hija y cambió el vuelo. Según el parte médico presenta traumatismo craneoencefálico, torácico y fracturas en las extremidades, pero su evolución es positiva.

Clara Díaz era hija adoptiva de María Loreto González Cabanas, por lo que las pruebas de ADN practicadas al resto de fallecidos no sirven para su identificación. La joven tenía ya asignado el asiento número 27, próximo a los motores, y cuando Keka intentó hacerse con una plaza cerca de ella no lo consiguió, tan sólo quedaban asientos en la parte delantera, una ubicación que, según recalcan los expertos, le salvó la vida.


Cinco miembros de una familia regresaban de pasar unos días en Málaga

Los cinco miembros de la familia Villanueva, formado por Alejando Villanueva de 38 años, su mujer Carmen Santana y los hijos de ambos, Dara, de 12 años; Keila, de 9; y Alejandro, de 5, afincados en Las Palmas de Gran Canaria viajaban en el avión siniestrado. De esta manera, la familia Villanueva Santana regresaba a la isla después de visitar a sus familiares malagueños, algo que solían hacer una vez al año, en especial en la época de verano. Los cinco estaban ‘fuertemente vinculados’ al Club Natación Las Palmas. Fuentes del Club manifestaron que las dos hijas de la pareja fallecida, tenían una ‘gran proyección’ en la natación y habían ganado varios torneos de diferentes modalidades, la mayoría a nivel nacional. La hija mayor, Dara, quedó segunda de España en su categoría y se estaba planteando dar el salto al deporte profesional, según el diario.


Se habían casado hace sólo hace cuatro días

Los vecinos del pueblo de Batres, al sur de la Comunidad de Madrid, están ‘apenados’ después de que una vecina del pueblo, María Jesús Font, que emigró a Canarias a trabajar hacía ocho años y que había vuelto a su pueblo natal el pasado sábado para casarse con su novio, se encontrase entre los fallecidos junto a su marido el pasado miércoles en el accidente de avión de Spanair que causó 153 fallecidos y 19 heridos en el aeropuerto de Bara jas. La panadera del pueblo, Maite, aseguró que ‘era muy querida en el pueblo, aunque no la veía mucho’. ‘Me voy que pierdo el avión’, fue lo último que dijo la joven a su madre cuando entró en la panadería.


La médico del Samur se diagnosticó sola

La médico Ligia Palomino, una de las 19 supervivientes, fue capaz de diagnosticarse sola en medio del desastre, de reconocer las voces de sus compañeros del Samur, de llamarles por su nombre y de explicarles cómo debían tratar sus heridas. Así lo relató en el Hospital de la Paz su compañero del servicio de urgencias Ervigio Corral, quien destacó que la actitud de Ligia en medio de los cadáveres y el campo quemado fue ‘un soplo de esperanza’. Ligia permanece ingresada en el hospital Ramón y Cajal de Madrid donde fue intervenida de su fractura de fémur izquierdo.


Una superviviente ya está ‘dando guerra’

Beatriz Reyes, una de la heridas en el accidente, se considera una ‘afortunada’ por haber sobrevivido a un siniestro en el que fallecieron 153 personas, está en un ‘estado inmejorable’ y ‘dando guerra’. Así lo aseguró ayer a los periodistas Ramón Roselló, amigo y compañero de trabajo de Beatriz Reyes, tras visitarla en el hospital Infanta Sofía. Roselló ha asegurado que a Beatriz, quien ante la catástrofe reaccionó haciéndose ella misma un torniquete en una pierna y ayudando a sacar a dos niños que estaban cerca de ella, se encuentra ‘muy bien, aunque evidentemente dolorida’.

Ha insistido en que Beatriz, que en el momento del accidente regresaba de un viaje particular, ha sido ‘consciente’ en todo momento de la dimensión del siniestro. Roselló señaló que su amiga, que es directora de zona de Caixa Galicia en Canarias, ‘se siente y es una afortunada’ y que ‘ya está dando guerra’, lo que quiere decir, ha agregado, que ‘pronto se va a incorporar al trabajo y a su vida personal’.

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