Alberto de Paula: "Los próximos años el futuro de la arquitectura tendrá que pasar por la rehabilitación"

Entrevista presidente colegio de arquitectos de Ourense para suplemento Euro
18-2-15
photo_camera Alberto de Paula.

Presidente del Colegio de Arquitectos de Ourense, un coletivo zarandeado por la crisis

Alberto de Paula preside el Colegio de Arquitectos de Ourense, un coletivo zarandeado por la crisis. Este profesional reclama el papel de las personas a las que representa en la organización de los espacios de la provincia, incluso desde el punto de vista económico. Una de sus batallas es el feísmo que según él, "no es una edificación inacabada". Puede ser un problema social, cultural o de interpretación del territorio. "Feísmo sí que es el acceso centro a la autovía A-52 desde la capital", denuncia a modo de ejemplo a superar.

¿En un colectivo de 250 arquitectos que vivía de la construcción, y de la construcción no hay quien viva en estos momentos, ¿de qué viven los arquitectos?

Pues vivimos de esas otras cosas que también sabemos hacer los arquitectos: asesorando a los concellos, los hay que están en administraciones públicas, hay quien asesora a constructoras y promotoras para darle viabilidad a sus inversiones en España y fuera, los hay que se vinculan al urbanismo o informes técnicos de edificios o de eficiencia energética, judiciales o del diseño de mobiliario o interiores. Esta es una profesión muy creativa y te abre el campo de trabajo.

Una profesión tan analítica como la suya, no me diga que no veía venir la crisis del ladrillo.

Todos sabíamos que tenía que venir pero muchos no querían o no queríamos que viniese de una manera tan intensa. Está claro que estábamos viviendo en una burbuja enorme a todos los niveles y explotó con una intensidad que ha dejado a toda la sociedad en donde estamos, pero no solo al mundo de la construcción, aunque seamos nosotros los que lo vivamos mucho más porque vivíamos de ello.

¿Y en aquellas épocas de eclosión de la construcción, ¿por qué se construía tanto en Ourense si se sabía que la población envejecía y los jóvenes emigraban?

El problema es que antes se vendía todo lo que se edificaba porque los clientes no tenían la vivienda como valor de residencia, sino como valor de inversión y los bancos ayudaron mucho en esta crisis. Todo valía, todo era dinero fácil, comprabas y al día siguiente vendías ganando un montón de dinero hasta que llegó lo que llegó. Aunque sea triste decirlo, a veces es bueno que vengan estas crisis y pone muchas veces a cada uno en su sitio. Visto ahora con perspectiva, no es normal que el suelo valiese tanto como a día de hoy.

Se ha responsabilizado mucho a los bancos de esta crisis. ¿Se sienten responsables los arquitectos de algo?

Yo creo que no, aunque creo que todos somos responsables, y me refiero a la sociedad en general. El banco da dinero porque alguien se lo pide. Lo da porque se quiere construir un edificio en un sitio en el que hay gente que quiere ir a vivir, etcétera. Quizá haya que replantearse todo en general. En España tenemos el concepto de la vivienda como algo muy propio y eso no pasa en otros países, pero aquí se consideraba imprescindible. Como arquitectos no creo que seamos más responsables que el resto de la sociedad.

¿Es cierto lo que se dice que en Ourense la crisis de la construcción fue menor porque había menos exposición que en otras provincias?

Bueno, aquí el batacazo fue muy fuerte porque había mucha gente vinculada al mundo de la construcción. Es cierto que no hubo esas grandes urbanizaciones como en el sur de España pero la crisis aquí ha sido dura, aunque la hayamos notado más tarde que en otros lugares y seguro que vamos a notar el resurgir más tarde, aunque sí que estamos empezando a notar cierta tendencia al alza en la actividad, aunque de momento sea mínima, pero estimula para seguir trabajando.

¿Tiene fecha esa recuperación de la que está hablando?

Creo que si bien en España se ve que el sector ya no sigue descendiendo por el número de visados de vivienda, este año será un año de nivelación y el que viene posiblemente empecemos a ver ya edificaciones. Antes es difícil porque hay muchas viviendas vacías por vender, hay que concienciarse de que ya no es tan importante hacer nuevas edificaciones como rehabilitar el patrimonio que tenemos y eso lleva tiempo concienciar al ciudadano, al promotor y a todos los que intervienen en ese proceso.

Hablando de rehabilitación, ¿de qué manera pudo haber suplido esta actividad el parón del sector?

Tampoco hubo mucha rehabilitación porque lo que hubo fue un parón total. Eso además vino apoyado por una falta de política de vivienda por parte de la Administración porque desde el 2013 no hubo un plan de vivienda y ese fomento que persiguen nuestros políticos para la rehabilitación no se produjo. Creo que ahora sí empezamos a ver algo y en Galicia va a ser el pequeño motor que va conseguir que nuestras ciudades empiecen a moverse. Debemos consolidar el tejido urbano y luego vendrán tiempos de construir nuevas edificaciones, si es que hay demanda.

¿Por qué no es la rehabilitación un motor económico importante?

En Ourense tenemos, entre comillas, la suerte de tener mucho edificio para rehabilitar y estoy convencido de que la arquitectura pasará los próximos años por la rehabilitación. Hay edificios en muchas partes del centro de la ciudad que no acabamos de entender como están en la situación que están. ¿El motivo? Que muchos propietarios consideran que tienen auténticas joyas, las intentan vender a precios desorbitados y al final las cuentas no salen. Por eso digo que esta crisis ha venido bien para ponernos a todos en su sitio.

¿Qué percibe cuando ve que se ha parado la recuperación del casco histórico y que muchos edificios de Progreso están casi en ruina?

Pues de tristeza, de ver como dos espacios con un potencial enorme se están perdiendo cada vez más. Tristeza cuando ves que los locales comerciales cierran, que no hay movimiento por algunas calles… Hay medidas que podrían ayudar a que esto no siga pasando. La famosa ronda bulevar de la que se viene hablando desde el plan de 1955 sería una arteria de descongestión de Progreso, a la que le falta humanización y atracción para los comercios. El casco histórico perdió una ocasión fantástica de que fuese el principal centro comercial gallego, interviniendo en toda la zona, en vez de hacer un edificio al lado del Miño.

¿No hay entonces sensibilidad para hacer esas actuaciones?

En general falta mucha sensibilidad en todos los ámbitos. La gente ve todo esto como algo con lo que negociar sin saber que es un patrimonio de toda la ciudad. Algunos edificios, aunque sean privados, ayudan a que tu ciudad sea lo que es a día de hoy. El político lo ve todo a corto plazo y los ciudadanos tratan de colocar su propiedad con la máxima rentabilidad y ahí fallamos.

¿Algún día habrá un documento de planeamiento aprobado con el consenso?

Tiene que ser posible. Creo que deben estar consensuados con cuantos más colectivos, mejor. En Ourense no creo que estemos tan lejos, porque atendiendo a algunas modificaciones, podremos tener un plan útil. Y un político que sea capaz de atender los intereses de la ciudad ha de entender que debe buscar consenso. Espero que la próxima corporación sea para sumar, no para restar como pasa a día de hoy.

En una ciudad en la que todos los políticos dicen que es estratégico el turismo y el termalismo, ¿dónde están los arquitectos para participar en ese diseño?

Hemos pedido estar en el consorcio que se ha creado para el termalismo y de momento no han creído conveniente que estuviésemos. El arquitecto debe estar en el diseño de estos espacios turísticos o termales pero veo que falta interés por diseñar ese espacio termal que yo creo que es el motor de la ciudad y parte de la provincia. El AVE no va a conseguir ese progreso si no hay termalismo.

¿Y el AVE?

Es algo necesario, pero no suficiente. De nada vale que tengamos un AVE si no tenemos nada que ofertar, incluso puede darse el efecto contrario. El momento es óptimo porque todavía se pueden hacer muchas actuaciones para vender nuestro espacio.

Te puede interesar