ECONOMÍA CIUDADANA

El negocio de la nieve lucha por no enfriarse pese a tener un año difícil

photo_camera Las actividades de las estaciones de esquí están sujetas a una gran estacionalidad.

Cuartenta euros es la media del precio aplicado al forfait en estaciones de esquí.

Porque como en el esquí, todo, primero sube y luego baja, éste año 2016, ha sido un año de descenso. Las estaciones deportivas han decidido ampliar la temporada hasta mediados del mes de abril para intentar recuperar. Después de las primeras nevadas caídas a finales de noviembre y principios de diciembre, la falta de nieve ha sido constante en la mayoría de estaciones españolas; poniendo freno a cuatro años de aumento de los ingresos. Se busca encarecidamente soluciones para dar vida a las estaciones de esquí y la respuesta está en aumentar el número de aficionados al deporte blanco o la subida de tarifas para poder lograr la supervivencia. Ciertas estaciones como la de Baqueira, pueden resistir, pero otras, como las estaciones públicas catalanas, pierden dinero. La falta de nieve se ha hecho notar en los meses de diciembre, enero y febrero. Se han puesto en marcha diferentes opciones, como movimientos de tierras para permitir que se pueda esquiar incluso con nieve de poco espesor. Este año 2016 ha sido  difícil.

La estacionalidad del negocio hace pensar a los empresarios en nuevas fórmulas de hacer crecer su rentabilidad. Las estaciones tienen unos gastos fijos brutales, porque los remontes (máquinas movidas por potentes motores eléctricos tales como telesilla, teleférico, telesquí…) han de funcionar igual, haya doscientos clientes o quince mil. Las máquinas tienen un coste elevado, un  telesilla costaría entre seis y ocho millones de euros; las máquinas pisanieve están en cuatrocientos mil euros. El incremento de tarifas, es una vía de salida. En comparación con otros países como EEUU, en España son relativamente bajas. Allí se cobran  entre 130 y 160 dólares por día (115-145 euros); en nuestras estaciones más caras los abonos deportiva de esquí están en 40 euros. Otra diferencia es que en EEUU, todas las estaciones son privadas, pero son un negocio diferente a como está enfocado aquí.

Allí, el propietario de la estación también es el dueño de los hoteles, las tiendas o la cafetería, mientras que en España no es así. Una segunda solución, está en lograr aumentar  el número de aficionados, conquistando al esquiadores de países cercanos como Portugal o Francia, grandes aficionados a este deporte. Pero el sector de la nieve, tiene una parte muy oscura, que ya fue sacada a la luz hace siete años en el IV Congreso Mundial de Turismo de Nieve y Montaña. En aquel momento se hizo una advertencia sobre el  agotamiento del patrón del negocio del esquí. Las estaciones más deficitarias regidas por empresas privadas cuentan con créditos dados por entidades administrativas. Cuando llegan al colapso económico son integradas en empresas públicas, con lo que los ciudadanos soportan las deudas. En otros casos las Administraciones han creado sociedades de capital público para manejar la quimera del esquí-urbanismo, que la burbuja inmobiliaria y la crisis han puesto en una situación  comprometida .Volviendo al influjo de la meteorología,  aunque el cierre oficial estaba previsto para la mayoría de las estaciones para finales de marzo, el inicio de una  primavera más fría de lo habitual, ha permitido la prolongación un par de semana su actividad. Quizás, atendiendo a supersticiones, este año bisiesto, se cumple el dicho de: “Sol en diciembre y nieve en mayo, nunca buen año”

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