El acusado de violar y robar a una octogenaria en Vigo niega los hechos

El acusado de agredir sexualmente y robar a una octogenaria en su domicilio en el barrio vigués de Coruxo ha negado hoy su participación en los hechos, por los que la fiscal pide 20 años de cárcel y la acusación particular, 32, por los delitos de allanamiento de morada, violación y robo con violencia.
La diferencia en la petición de penas estriba en que la acusación distingue entre la agresión consumada -sexo oral, tocamientos y vejaciones- y otra en grado de tentativa -intentó, sin conseguirlo, que hubiera penetración vaginal-.

Fiscal y acusación incluyen el agravante de disfraz, ya que el agresor usó pasamontañas y guantes, y piden también una sanción de 10 euros al día durante dos meses, más una indemnización por daños -la mujer fue diagnosticada de un trastorno de estrés postraumático en grado máximo- de 30.000 y 100.000 euros, respectivamente.

La defensa, por su parte, ha pedido la libre absolución de su cliente y ha sembrado la duda sobre los restos de ADN del acusado que aparecieron en casa de la víctima, ya que éste tiene un hermano gemelo.

En la jornada inaugural del juicio que acoge la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, el acusado, L.B.S., ha asegurado que nunca ha estado en el interior de la casa de la víctima, quien cuando fue agredida y violada en julio de 2010 tenía 84 años.

Sobre la noche de autos, el acusado ha manifestado que estuvo desde las 19.00 hasta las 22.00 horas, aproximadamente, en un bar de la zona que frecuentaba prácticamente a diario.

Al ser ciega, la víctima, que hoy ha declarado a puerta cerrada y tras un biombo, pudo reconocer al acusado por la voz, ya que por entonces eran vecinos, al vivir L.B.S. junto a su mujer en casa de sus suegros, que está a unos 200 metros de distancia.

Sin embargo, la esposa del acusado y un conocido con el que solía tomar copas han declarado que la voz del hermano gemelo de éste es muy parecida y que físicamente guardan similitudes.

Estos dos testigos han ratificado también los problemas del acusado con el alcohol, al punto de que 'empezó a desfasar de la noche a la mañana', ha dicho su esposa.

Sobre la presencia de sus huellas dactilares en un vaso y una botella de agua que estaban junto a la cama de la octogenaria y la detección de manchas de sangre en unas sábanas, L.B.S. ha argumentado que unos quince días antes de los hechos había estado en el patio de la casa de la mujer.

Ha relatado que entonces, cuando paseaba a su perro, éste se introdujo en el patio y fue a beber agua, y que la mujer le invitó a una cerveza porque hacía calor, pero le pidió un vaso de agua, que fue a buscar a la nevera y se la dio en una botella.

Fue en ese lapso, según el relato del acusado, cuando se asomó por el muro, de apenas un metro de altura, y se secó el sudor en la ropa que estaba tendida, y que quizá se había raspado en su paseo por el monte, de ahí la presencia de su sangre en las prendas.

Una vecina de la víctima ha relatado que cuando fue a su casa la encontró en estado de shock y que 'no era ella', y que aún hoy la nota 'bastante triste', que 'llora por cualquier cosa' y que 'ya no sale' como hacía entonces.

La agente policial encargada de tomar las muestras de ADN del acusado al poco de ser detenido ha asegurado que se preservó la cadena de custodia y que éste dio su consentimiento verbalmente y luego con su firma en el documento informativo que le dieron.

Sin embargo, L.B.S. ha alegado que no le pidieron su consentimiento ni le informaron en qué consistía la prueba, sino que directamente le extrajeron saliva con un palillo.

Basándose en este testimonio, la defensa ha solicitado la nulidad de la prueba de ADN, lo que ha rechazado el tribunal al repetirse la misma en dependencias judiciales y con asistencia legal de un letrado, conforme dispone la Ley de enjuiciamiento criminal.

Los hechos se produjeron sobre las 22.00 horas del 5 de julio de 2010, cuando llamaron a la puerta de la casa de la víctima y le dijeron que abriera, que era un vecino.

Un hombre con la cara cubierta agarró a la mujer por el cuello, le tapó la cabeza con la bata y la llevó a la fuerza hasta su habitación, donde la golpeó en la cabeza y la espalda y la agredió sexualmente tras robarle unos 300 euros que tenía en el bolso.

La mujer, que es diabética y vive sola, fingió estar dormida para evitar una nueva agresión, según recoge el escrito de la acusación particular.

Te puede interesar