Buscan en el sector público ‘salarios dignos, horarios estables y conciliación con la vida familiar’

La crisis hace de desempleados de la empresa privada opositores con experiencia laboral

Opositores en el recinto ferial de la localidad pontevedresa de Silleda. (Foto: Archivo)
La Xunta convoca la mayor oposición de empleo público de los últimos años y Silleda se convierte en el epicentro del nerviosismo. Cien mil personas optan a cuatro mil puestos de trabajo. Un trabajo para toda la vida es una garantía en época de crisis y se dispara el número de aspirantes, pero sólo unos pocos son los elegidos. A los exámenes de este año se presentan un 30% más de personas que en la convocatoria anterior. Muchos son empleados de empresas privadas que se han quedado en el paro y ahora buscan en el sector público la estabilidad laboral.
La solución ideal para el paro es convertirse en funcionario. Y más en tiempos de crisis. Los más jóvenes son mayoría en las academias que preparan opositores, pero la media de edad se ha incrementado en las últimas convocatorias. ‘Llevaba más de doce años trabajando en una consultora y no me podía imaginar que iba acabar en el paro, pero a llevo ocho meses cobrando el subsidio’, explica Concha, que prepara oposiciones en una academia compostelana. ‘Necesitaría el doble de tiempo para ir al examen con garantía, pero no puedo esperar a la próxima convocatoria. Tengo un hijo y no podría estudiar sin la ayuda de mi madre y mi hermana, que se encargan de cuidarlo para que yo estudie’.

Lleva dos meses acostándose a la una de la madrugada y levantándose a las siete. No tiene vida social y teme que tanto sacrificio no valga la pena, pero no queda más remedio. Es optimista a corto plazo y piensa que va a pasar la criba del primer examen, pero no tiene tantas esperanzas para la segunda prueba. ‘Hay demasiada competencia y, con la crisis, se presenta gente muy preparada’.

Colectivo diverso y variado

El de los opositores es un colectivo diverso y variado. Dibujar un perfil resulta complejo hasta para los profesores más veteranos. ‘Depende de la plaza a la que quieran optar. Hay personas que, tras finalizar sus estudios universitarios, se presenta a los puestos de Educación o al Grupo A de la Xunta’, explica Javier Piñeiro, coordinador de la academia Cefiasa de Santiago de Compostela. ‘Son personas que no encuentran una salida profesional en el ámbito privado y ven posibilidades de futuro optando a un empleo en el sector público’.

Los opositores de ‘perfil alto’ buscan en las oposiciones la seguridad que no les ofrecen las compañías privadas en tiempos de crisis: salario digno, horarios estables y conciliación de la acti vidad laboral con la vida familiar. ‘A nuestras clases acuden cada día más personas que han perdido su empleo y ven en la Administración una garantía de futuro. Algunos acumulan más de quince años de experiencia y hasta hace unos meses no se habían planteado la posibilidad de volver a estudiar’, indica un profesor encargado de preparar a opositores. ‘La crisis ha influido y mucho. La gente busca garantías de futuro en estos tiempos de recesión económica. En momentos de inestabilidad, la seguridad es un valor que crece’, añade Javier Piñeiro. ‘En los últimos meses atendemos a muchas personas que vienen a informarse para ver las posibilidades que tienen’.

Los que comparten clases con estos opositores experimentados son, en su mayoría, jóvenes sin experiencia profesional o con trabajos intermitentes. ‘Estuve en varias empresas de reformas y trabajé intermitentemente en diferentes sectores, pero nunca tuve un contrato largo’, explica Roberto, de 34 años, aspirante a una plaza de celador en el Sergas. Es lo que, en el argot de los formadores, se denomina un opositor de ‘perfil bajo’: personas sin estudios superiores, parados del sector de la construcción e inmigrantes.

Todos, independientemente de su nivel formativo y sus aspiraciones, viven jornadas de nervios. Las aulas están abarrotadas, las clases de refuerzo amplían su horario y los bolígrafos están más mordidos que nunca.

La inestabilidad económica ha disparado las solicitudes de ingreso en el Ejército y las Fuerzas de Seguridad

Lo hago por tener un empleo fijo’, reconoce sin miramientos Yago que en las próximas semanas ingresará en la Academia de la Policía tras superar las pruebas de acceso. ‘Cuando salga de la Academia y finalice el período de prácticas, tengo garantizado un sueldo próximo a los 1.500 euros al mes. Tal como están las cosas, soy un privilegiado’.

Había abandonado sus estudios de Administración y Dirección de Empresas en el segundo año de carrera y, aprovechando su buena condición física, preparó las pruebas de acceso a la policía local de Ames (A Coruña), pero una inoportuna lesión muscular le privó de poder patrullar cerca de casa. La Policía Nacional no era su primera opción, pero se presentó a las pruebas y las superó. Lo tiene asumido; irá de uniforme el resto de su vida.

‘Yago no es el único dispuesto a jurar bandera por la crisis. Lo que quiero es ser funcionario y tener un sueldo fijo’, explica Lalo, destinado como guardia civil en Barcelona desde hace dos años.

Ejército, Policía Nacional, Guardia Civil o Instituciones Penitenciarias. Cualquier destino es mejor que la oficina de empleo y la escasa oferta laboral multiplica el número de opositores a los cuerpos de seguridad. Las academias de formación reconocen la tendencia alcista. ‘Los jóvenes que se acercan solicitando información han crecido de una manera considerable’, confirma Javier Piñeiro, coordinador del centro Cefiasa de Santiago. ‘Son oposiciones relativamente sencillas, que no exigen estudios superiores y se pueden preparar en un plazo que oscila entre los seis meses y un año’.

El alistamiento en las Fuerzas Armadas también ha experimentado un incremento próximo al 75% en los dos últimos años, pasando de las 1.995 peticiones (2007) a las 3.489 solicitudes (septiembre de 2009). ‘Con este incremento hay más de cinco candidatos por plaza; las selecciones son más minu ciosas y así podemos escoger el mejor perfil, explican fuentes de la Delegación del Ministerio de Defensa en Galicia. No sólo mejoramos en cantidad, sino en también en calidad’.

El sueldo no es lo más atractivo para alistarse en el Ejército; los soldados cobran 1.100 euros brutos durante los tres primeros años. La situación es diferente en el Cuerpo Nacional de Policía: cuatro meses de formación (732 euros) y nueve meses de prácticas (1.500 euros brutos). Los aspirantes a la Guardia Civil reciben 400 euros netos durante los nueve meses que permanecen en la Academia; su sueldo como eventuales también ronda los 1.500 euros.



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