La fiscal del crimen de Coruxo: "La perdía definitivamente y por eso la mató"

La fiscal del llamado crimen de Coruxo (Vigo) ha asegurado hoy en la última jornada del juicio con jurado que el acusado, Francisco Rafael A.M., sintió que "perdía definitivamente" a su exmujer, quien había iniciado una nueva relación y parecía que iba en serio, y que "por eso la mató".

La fiscal, que en su calificación de los hechos del 11 de octubre de 2011 ha añadido al delito de homicidio el de allanamiento de morada, sin que ello influya en su petición de condena, 15 años de cárcel, ha recalcado que el acusado "la mató porque no podía consentir que otra persona estuviera" con la víctima.

También ha modificado sus conclusiones para añadir la circunstancia agravante de abuso de superioridad, un detalle en el que ha discrepado con la acusación particular, que cree que la víctima no tuvo ocasión alguna de defenderse.

El abogado de la familia de la víctima ha coincidido con la representante del ministerio público en que el móvil fue lo que "tantas veces se oye en los crímenes machistas: o mía o de nadie", pero ha sostenido que hubo alevosía y ensañamiento para calificar los hechos de asesinato.

Ha afirmado que el acusado esperó a que su exmujer entrara en la "ratonera", el pequeño recibidor de su casa, a la que regresó tras dejar a los niños del colegio, porque pensó: "de aquí no se me escapa", y luego practicó con ella "un pequeño juego" con una serie de cortes intimidatorios hasta que le produjo la herida mortal.

Por tanto, se ha mantenido en su petición de 22 años y seis meses de prisión por asesinato y allanamiento de morada, aunque ha retirado el delito de daños, por el que solicitaba inicialmente una multa equivalente al dinero que sustrajo a su exmujer y a sus hijos para simular un robo.

El abogado de la defensa ha negado la existencia de ningún móvil y menos el de un supuesto ataque de celos, ya que fue su cliente quien tomó la iniciativa en el divorcio.

Ha recalcado que la muerte de la víctima fue accidental, ha negado intencionalidad por parte de su patrocinado, quien a su juicio tomó "muy malas decisiones" y tuvo "muy mala suerte" ese día, y ha desligado el crimen del ámbito de la violencia de género.

Para ello se ha amparado, entre otros argumentos, en informes de expertos en violencia machista del Consejo General del Poder Judicial de 2009 y 2010 que señalan que la media de puñaladas que recibieron las mujeres que murieron por arma blanca fueron de 14,8 y 17,3, respectivamente, y que en este caso fueron cuatro.

Francisco Rafael A.M. ha hecho uso de su último turno de palabra para pedir perdón a la familia de la víctima y a los hijos de ambos, para subrayar que mostró arrepentimiento "desde el primer día" y para recalcar que no quiso acabar con la vida de su exmujer porque no le "interesaba para nada".

No solo por la víctima, sino por "el daño" que le causaba a sus hijos, familiares y amigos.

En sus respectivas intervenciones, fiscal y acusación han cargado con la estrategia del abogado de la defensa, a quien la primera le ha reprochado su pretensión de "liar y confundir" al "desenfocar lo importante" y tratar de centrar el debate en las supuestas infidelidades de la víctima.

Pero más "sorprendida" aún se ha declarado por las "descalificaciones" de éste hacia su labor y la de los peritos forenses, por que haya "corregido" incluso al juez al formular preguntas del jurado y por haberle pedido a testigos sus opiniones y valoraciones, cuando no les corresponde.

El abogado de la defensa ha replicado con críticas a las ansias de la fiscal y de la acusación de "ganar" el juicio "a cualquier precio".

También se ha despachado con descalificaciones a la vecina que oyó los gritos de la víctima y declaró en el juicio como testigo, de la que dijo que "ya tiene anécdota que contar hasta el fin de sus días"; y, sobre todo, con la psiquiatra forense que evaluó a su cliente.

Ha lamentado que esta facultativa acudiese a la vista oral "con los deberes hechos" para defender un informe "muy parcial", "plagado de estereotipos" que "más parece un corta pega de todo lo malo que se puede poner" respecto al acusado.

Asimismo, se ha quejado de que en la transcripción de la segunda entrevista que le realizaron a Francisco Rafael A.M. "se sacaran cosas de contexto" y se omitieran parte de las preguntas.

La fiscal ha desacreditado la versión "caótica" que dio el acusado, que "ni él mismo se cree" y que resulta "incompatible" con las lesiones que presentaba, unos arañazos y un corte en un dedo, sin contusiones por caídas al suelo que éste relató en el marco de su supuesto forcejeo con la víctima por hacerse con el cuchillo.

Para desmontar la tesis del homicidio imprudente, fiscal y acusación han puesto el foco en que, excepcionalmente, el día del crimen el acusado aparcó su furgoneta fuera de la finca, y se puso dos pares de guantes que no se quitó ni para tomarle el pulso a la víctima una vez que la vio bañada en un charco de sangre.

El abogado de la acusación ha relacionado el grito de "pavor" de la víctima cuando vio a su exmarido dentro de su casa a que éste la recibió con un cuchillo, y no al revés, que ella lo fuera a buscar a la cocina, como sostiene la defensa, que relaciona esta reacción con el hecho de que ella estaba "acostumbrada a mandar" sobre él.

Ha insistido en que su cliente tomó muchas "decisiones desafortunadas", la peor, tratar de quitarle el cuchillo, pero ha recalcado que si realmente la quería matar habría sido "más lógico" que se aprovechara de la confianza de la víctima para cogerla desprevenida y "darle un porrazo".

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