INCENDIO EN FISTERRA

La Fisterra más solidaria ayuda a jóvenes y ancianos de un centro incendiado

Con una voluntad de hierro y un corazón de oro, el pueblo empezó el mismo lunes con la limpieza y la restauración

La Obra Social Nuestra Señora del Carmen ardió el pasado lunes, pero los vecinos de Fisterra se han volcado desde entonces para limpiar y restaurar con sus propias manos y de manera altruista unas instalaciones que ya regresan a la normalidad.

El pasado domingo 2 de agosto terminó la Fiesta del Longueirón más triste que recuerdan en la Costa da Morte. Un incendio asoló por la noche un centro donde residen menores que no están bajo la tutela de sus padres y ancianos que reciben los mejores cuidados.

Eran casi las cinco de la madrugada cuando un trabajador de la Obra Social Nuestra Señora del Carmen, José Miguel Insua, regresaba a casa y se percató de que algo iba mal. Entró en el oratorio, que en ese momento era pasto de las llamas, y dio la voz de alarma mientras intentaba salvar objetos de gran valor histórico y sentimental.

Los trabajadores que en ese momento desempeñaban su labor con niños y ancianos rápidamente desalojaron el centro con la ayuda de numerosos jóvenes que en ese momento aprovechaban hasta el final la Fiesta del Longueirón.

En ese momento empezaron unas muestras de solidaridad que todavía siguen hoy. Los fisterranos no solo ayudaron con la evacuación sino que esa misma noche ya acogieron, en sus casas, a algunos de los residentes en el centro.

Con una voluntad de hierro y un corazón de oro, el pueblo empezó el mismo lunes con la limpieza y la restauración. Cerca de medio centenar de personas, con sus propias manos, arroparon a los trabajadores del centro con la ardua tarea que tenían delante.

El humo había afectado a dos de las tres plantas que tiene el edificio y muchas dependencias quedaron inutilizadas. Con ahínco arrancó la limpieza con la ayuda de niños y mayores, primero en las zonas más importantes y después en el resto.

Tras la limpieza hacía falta pintar y para esto el centro pudo contar, de nuevo, con la ayuda del pueblo. Varios días de intensa actividad dejaron el centro casi como nuevo e hicieron que todo volviese a la normalidad.

Otra labor fundamental es la restauración de las imágenes y objetos valiosos del oratorio. De momento está descartada la reparación de la figura de la Virgen del Carmen, que sufrió graves daños, así como de otros enseres, pendientes del diagnóstico de los especialistas.

Con otros bienes se desviven los empleados del centro para devolverlos a su estado original, pues algunos tienen un excepcional valor histórico y otros poseen un significado trascendental para este municipio de 5.000 habitantes.

Los menores y los ancianos, entre los que hubo cuatro trasladados a un centro hospitalario, ya están totalmente recuperados del duro golpe que supuso el incendio. En apenas unas horas regresaron a un centro que para ellos es su hogar.

Todavía queda mucho por hacer en la planta baja, donde está el oratorio incendiado y las aulas para los alumnos de Educación Infantil, pero en esta zona hay margen porque el curso no arranca hasta septiembre.

Será necesario el cambio de puertas y vidrios, pues los actuales quedaron muy dañados. Corresponde, además, un examen exhaustivo del techo, afectado por el fuego, y del resto del menaje de esta zona, que estuvo muy próxima a las llamas.

Fisterra continuará al lado de la Obra Social Nuestra Señora del Carmen hasta que todo vuelva a estar como antes del incendio mientras se investigan sus causas, pues no está descartado que haya sido provocado.

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