Galicia-Norte de Portugal configura una eurorregión que, en la práctica, desde hace casi dos décadas, impulsa proyectos transfronterizos como precursora de la que ahora trata de impulsar Extremadura con las regiones lusas de Alentejo y Centro.
Portugal y España firmaron esta semana la constitución de la eurorregión, la segunda entre ambos países después de la de Galicia y Norte de Portugal, que se constituyó formalmente meses atrás.
La zona integrada por la comunidad de Galicia y la región septentrional portuguesa, está en marcha desde 1991 a través de la Comunidad de trabajo, aunque se formalizó el año pasado en eurorregión.
En los últimos años ha contribuido a facilitar la movilidad laboral transfronteriza, a fortalecer la comunicación entre universidades o a fomentar iniciativas culturales y medioambientales.
Asimismo, ha promovido la construcción de autovías y puentes, que han permitido recortar las distancias, a facilitar el intercambio empresarial y al proyecto de una línea de alta velocidad ferroviaria pendiente de construcción.
El embajador en misión especial para proyectos en el marco de la integración europea, Carlos Carnero, destacó recientemente en una entrevista entre los logros de la eurorregión galaico-lusa que se han hecho muchas cosas en materia de infraestructuras tales como carreteras y autovías de conexión transfronteriza.
Asimismo, observó que aún quedan otras ámbitos por mejorar, entre los que citó cuestiones relativas a la pesca, el medio ambiente o la salud, y precisó como ejemplo que uno de los objetivos es que una persona que sufra un accidente pueda ser atendido en el hospital más cercano, independientemente de si vive en uno u otro lado de la frontera hispano-lusa.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras acceder a ese cargo, anunció en junio su intención de establecer un plan estratégico para estimular las relaciones de la eurorregión Galicia-Norte de Portugal en materia educativa, cultural, medioambiental, turística, sanitaria y de comunicaciones.
Feijóo indicó que su deseo era eliminar entre Galicia y la región del Norte de Portugal las fronteras educativas, sanitarias y de transporte y abogó por fomentar a título de ejemplo las relaciones entre las localidades fronterizas de Verín y Chaves.
La Unión Europea invirtió cerca de 300 millones de euros para proyectos entre Galicia-Norte de Portugal entre 2003 y 2006, un territorio de unos 51.000 kilómetros cuadrados que alberga a más de seis millones de habitantes y que incluye a las ciudades gallega y las lusas de Oporto y Braga.
Las relaciones entre unos y otros no está exenta de conflictos, como prueban las amenazas de los taxistas portugueses de bloquear las fronteras con Galicia en protesta por la normativa que les impide recoger pasajeros en territorio español y que, según sus quejas, es una causa de multas a los profesionales del sector.
La Asociación Nacional portuguesa de Transportes por Carretera de Automóviles Ligeros anunció esta semana su intención de convocar el bloqueo de fronteras si las autoridades lusas no toman posición para respaldar sus demandas.
La institución de la eurorregión integrada por Alentejo y Centro y la comunidad autónoma de Extremadura, que abarca cerca de cuatro millones de habitantes, coincide con las peticiones en Portugal de algunos partidos, alcaldes y empresarios que reclaman menos centralismo de Lisboa y más autonomía para los poderes locales.
La zona integrada por la comunidad de Galicia y la región septentrional portuguesa, está en marcha desde 1991 a través de la Comunidad de trabajo, aunque se formalizó el año pasado en eurorregión.
En los últimos años ha contribuido a facilitar la movilidad laboral transfronteriza, a fortalecer la comunicación entre universidades o a fomentar iniciativas culturales y medioambientales.
Asimismo, ha promovido la construcción de autovías y puentes, que han permitido recortar las distancias, a facilitar el intercambio empresarial y al proyecto de una línea de alta velocidad ferroviaria pendiente de construcción.
El embajador en misión especial para proyectos en el marco de la integración europea, Carlos Carnero, destacó recientemente en una entrevista entre los logros de la eurorregión galaico-lusa que se han hecho muchas cosas en materia de infraestructuras tales como carreteras y autovías de conexión transfronteriza.
Asimismo, observó que aún quedan otras ámbitos por mejorar, entre los que citó cuestiones relativas a la pesca, el medio ambiente o la salud, y precisó como ejemplo que uno de los objetivos es que una persona que sufra un accidente pueda ser atendido en el hospital más cercano, independientemente de si vive en uno u otro lado de la frontera hispano-lusa.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras acceder a ese cargo, anunció en junio su intención de establecer un plan estratégico para estimular las relaciones de la eurorregión Galicia-Norte de Portugal en materia educativa, cultural, medioambiental, turística, sanitaria y de comunicaciones.
Feijóo indicó que su deseo era eliminar entre Galicia y la región del Norte de Portugal las fronteras educativas, sanitarias y de transporte y abogó por fomentar a título de ejemplo las relaciones entre las localidades fronterizas de Verín y Chaves.
La Unión Europea invirtió cerca de 300 millones de euros para proyectos entre Galicia-Norte de Portugal entre 2003 y 2006, un territorio de unos 51.000 kilómetros cuadrados que alberga a más de seis millones de habitantes y que incluye a las ciudades gallega y las lusas de Oporto y Braga.
Las relaciones entre unos y otros no está exenta de conflictos, como prueban las amenazas de los taxistas portugueses de bloquear las fronteras con Galicia en protesta por la normativa que les impide recoger pasajeros en territorio español y que, según sus quejas, es una causa de multas a los profesionales del sector.
La Asociación Nacional portuguesa de Transportes por Carretera de Automóviles Ligeros anunció esta semana su intención de convocar el bloqueo de fronteras si las autoridades lusas no toman posición para respaldar sus demandas.
La institución de la eurorregión integrada por Alentejo y Centro y la comunidad autónoma de Extremadura, que abarca cerca de cuatro millones de habitantes, coincide con las peticiones en Portugal de algunos partidos, alcaldes y empresarios que reclaman menos centralismo de Lisboa y más autonomía para los poderes locales.
