María Teresa Sola admitió que asesinó al hombre con una pesa después de años de malos tratos a ella y su hija. Por eso, el jurado es favorable a un indulto parcial de la pena que se le imponga

El jurado declara culpable a la coruñesa que mató a su esposo

Un jurado popular encontró ayer 'culpable' a María Teresa Sola, de 58 años, de 'haber dado muerte' a su marido con una mancuerna (una pesa) en mayo de 2009 durante una discusión en el domicilio familiar, ubicado en el barrio coruñés del Agra del Orzán. El jurado popular considera por unanimidad que Sola es culpable de un delito de asesinato basándose en la propia declaración de la acusada, quien reconoció en la vista oral que su marido estaba 'tranquilo' cuando lo mató y estaba 'desprevenido e imposibilitado'. 'No hubo detonante que justifique una reacción pasional', señala el veredicto.
No obstante, el jurado considera probados los malos tratos continuados sufridos por la acusada y su hija, Susana Vilar, por lo que se muestra favorable a un indulto parcial de la pena, que será impuesta por la Audiencia Provincial de A Coruña. 'Si alguien merece el indulto es María Teresa Sola', declaró al conocer el veredicto al abogado de la defensa, Ramón Sierra, que lamentó que el jurado base su decisión en la frase de la acusada: 'Estaba tranquilo'.

La defensa reclamaba la absolución de la acusada desde el punto de vista legal y, sobre todo, 'humano', recordó el abogado, que insistió en la situación de malos tratos de que era víctima su defendida, algo que reconoció el propio jurado. La Fiscalía comenzó pidiendo para la acusada una pena de 14 años de años de presión que elevó finalmente a 18 años por el agravante de alevosía.

La mujer asestó varios golpes en la cabeza a su marido con una mancuerna en una discusión en el domicilio conyugal y reconoció la agresión, aunque la justificó por los 'continuos maltratos físicos y psicológicos' sufridos tanto por ella como por su hija, que abandonó el domicilio familiar tras cumplir la mayoría de edad. 'Empujones, tirones de pelo, me tapaba la boca o me agarraba del cuello', declaró haber sufrido la acusada, en su comparecencia. Incluso llegó a decir que estaba mejor en la cárcel que con su marido. No obstante, la mujer nunca presentó una denuncia previa 'por pánico', según sostuvo en el juicio.

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