El Parlamento de Galicia reunió ayer a buen número de sus exdiputados, de los 389 que ocuparon escaño en ocho legislaturas, en la conmemoración del 30 aniversario de la institución. En un acto presidido por los titulares de la Cámara, Pilar Rojo, y de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, la primera destacó los avances del país en estas tres décadas y cómo el propio Parlamento fue cambiando al tiempo que lo hizo la sociedad, de lo que puso como ejemplo que en la primera legislatura había tres diputadas y hoy son 37 de los 75 miembros y, en los dos últimos períodos, presididos por una mujer.
El presidente de la Xunta subrayó la importancia de los primeros diputados, a los que consideró 'padres fundadores de nuestra democracia', que la hicieron salir de la 'bruma de la Historia' para convertirla en 'moderna, eficaz y amable', como referentes del pueblo gallego, que fue quien la construyó. Núñez Feijóo hizo un repaso a los 30 años de autogobierno desde 'los albores de nuestro parlamentarismo' y recordó que había entonces quien pensaba que Galicia no estaba madura y profetizaban convulsiones, lo que no ocurrió.
También valoró el espíritu de la sociedad, de forma que 'cada gallego es un parlamentario en potencia', por su disposición para la vida comunal y su manera inteligente de resolver los conflictos. Señaló que la Cámara había vivido momentos comprometidos, pero agregó que todo se superó 'sin que el Parlamento perdiera un ápice de su grandeza'.
ABIERTA A TODOS
El presidente de la Xunta recordó el papel de los seis presidentes parlamentarios y los cuatro de la Xunta desde las primeras elecciones, el avance en la presencia de mujeres y cómo de esta Cámara salieron desde un embajador en el Vaticano, Francisco Vázquez, como un futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que fue diputado en la primera legislatura y vicesecretario. A los que cuestionan la política, les invitó a visitar el Parlamento y contemplen el logro de una institución que no complace plenamente a nadie, pero es capaz de dar cabida a todos. Dado que previamente intervino un representante de los exdiputados, Núñez Feijóo se dirigió al primer jefe de Gobierno autonómico, Xerardo Fernández Albor, y le sugirió que formasen, bajo su dirección, una asociación de expresidentes, junto con los socialistas Fernando González Laxe y Emilio Pérez Touriño, y Manuel Fraga Iribarne.
Entre los asistentes al acto figuraba el politólogo José Luis Barreiro, diputado en la primera legislatura y vicepresidente del primer Gobierno autonómico, quien subrayó el cambio que se había producido en la sociedad gallega desde los primeros años ochenta hasta hoy, que consideró 'enormemente positivo'.
También valoró el espíritu de la sociedad, de forma que 'cada gallego es un parlamentario en potencia', por su disposición para la vida comunal y su manera inteligente de resolver los conflictos. Señaló que la Cámara había vivido momentos comprometidos, pero agregó que todo se superó 'sin que el Parlamento perdiera un ápice de su grandeza'.
ABIERTA A TODOS
El presidente de la Xunta recordó el papel de los seis presidentes parlamentarios y los cuatro de la Xunta desde las primeras elecciones, el avance en la presencia de mujeres y cómo de esta Cámara salieron desde un embajador en el Vaticano, Francisco Vázquez, como un futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que fue diputado en la primera legislatura y vicesecretario. A los que cuestionan la política, les invitó a visitar el Parlamento y contemplen el logro de una institución que no complace plenamente a nadie, pero es capaz de dar cabida a todos. Dado que previamente intervino un representante de los exdiputados, Núñez Feijóo se dirigió al primer jefe de Gobierno autonómico, Xerardo Fernández Albor, y le sugirió que formasen, bajo su dirección, una asociación de expresidentes, junto con los socialistas Fernando González Laxe y Emilio Pérez Touriño, y Manuel Fraga Iribarne.
Entre los asistentes al acto figuraba el politólogo José Luis Barreiro, diputado en la primera legislatura y vicepresidente del primer Gobierno autonómico, quien subrayó el cambio que se había producido en la sociedad gallega desde los primeros años ochenta hasta hoy, que consideró 'enormemente positivo'.
