Los alcaldes que se encuentran en la ruta del Camino Francés cobran una tasa simbólica por alojarse en polideportivos municipales

El peaje del Camino

Peregrinos a su llegada a Santiago, tras caminar centenares de kilómetros. (Foto: Vicente Pernía)
El cobro de una tasa por pasar la noche en los albergues de la red pública era una vieja reclamación de los alcaldes por los que transcurre en el Camino de Santiago, pero no comenzó a aplicarse en Galicia hasta enero de 2008. Los peregrinos comenzaron pagando tres euros por pernoctación, una cantidad simbólica destinada a sufragar los costes de mantenimiento y limpieza de las instalaciones.
La generalización de esta tasa coincidió con el surgimiento de docenas del albergues privados que han encontrado en el Camino un auténtico negocio y a los peregrinos más ahorradores sólo les quedaban los polideportivos como solución para no rascarse el bolsillo. Esa alternativa gratuita podría desaparecer en los próximos meses porque varios concellos del Camino Francés ultiman los trámites para aprobar las ordenanzas que regulen el cobro a los peregrinos por dormir en instalaciones deportivas.

La idea de que los peregrinos pagasen por dormir no es nueva y algunos ya la habían planteado antes del Xabobeo 93. Los alcaldes de varios concellos por los que discurre el Camino Francés se los plantearon a la Xunta, pero el Ejecutivo gobernado por Manuel Fraga se negó siempre a estudiar el cobro de una tasa en la red de albergues públicos. Galicia fue durante muchos años, la única comunidad de la ruta que no aplicaba el canon de pernoctación y mantenía la gratuidad de las instalaciones. León, la provincia española con más kilómetros de recorrido jacobeo, cobra desde hace más de una década en sus posadas. Fue una de las pioneras en buscar compensación económica por dar cobijo a los caminantes, pero con el paso de los años fueron incorporándose a la iniciativa otras comunidades.

Los alcaldes lucenses del Camino no cejaron en su empeño y, a finales de 2003, volvieron a poner el asunto sobre la mesa. Argumentaban que pagando por dormir se aliviaría la masificación de los albergues y se generarían ingresos extras para unas arcas municipales que dificilmente podían asumir los costes para mantener en condiciones acep tables las instalaciones. No hubo consenso y los regidores decidieron aplazar el debate para después del Año Santo (2004).

El cambio de gobierno en la Xunta y la llegada del bipartito a San Caetano modificaron las cosas. El departamento dirigido por el nacionalista Fernando Blanco abrió una ronda de consultas con los regidores para valorar las ventajas e inconvenientes de este canon por pernoctación.

Menos colas

Pesaron más los argumentos favorables y en enero de 2008 comenzó el cobro de esta tasa. La medida acalló las críticas de los hosteleros y propietarios de albergues privados, que veían en las posadas públicas una competencia desleal, sirvió, además, para menguar las interminables colas que se formaban cada mediodía a las puertas de los albergues para conseguir una cama.

‘Era una situación insostenible para muchos negocios. No somos un lugar con más atractivo turístico que el Camino y nuestros ingresos dependen fundamentalmente de los peregrinos’, explica Gabriel Rodríguez, de la pensión Casa Teodora, en Arzúa. ‘Nuestro establecimiento optó por una apuesta de calidad y huyó del bajo coste porque no quería entrar en ese juego. Nos incorporamos a los paquetes de varias agencias turísticas y trabajamos mayoritariamente con reservas de peregrinos dispuestos a pagar un precio razonable por dormir en condiciones mucho mejores que las de un albergue. Esa fue nuestra apuesta, pero otros hoteles y pensiones tuvieron que bajar mucho los precios para evitar que toda la clientela se fuese a los albergues o polideportivos’.

La gratuidad, en contra de lo que auguraban los más pesimistas, no acabó con uno de los reclamos más importantes para quienes emprendían la ruta con motivaciones no religiosas. El pago de tres euros sirvió para que el negocio basculase hacia los numerosos albergues privados que han abierto durante los últimos años en las últimas etapas del Camino Francés. ‘La verdad es que hemos notado un ligero incremento en las pernoctaciones desde que en enero de 2008 comenzaron a cobrar en los establecimientos públicos’, explica Borja Rodríguez, del albergue privado Vía Láctea.

Costear servicios

El dinero recaudado se destina limpiar y mejorar los servicios de estos alojamientos, cuyo mantenimiento asumían hasta hace un par de años voluntarios y concellos. La respuesta de los peregrinos a esta medida fue, en lineas, positiva. ‘Es una cantidad simbólica y es normal que cobren para poder ofrecerle al caminante un alojamiento en condiciones’, explica Marta, peregrina madrileña que acaba de completar la ruta desde Pedrafita do Cebreiro. ‘Si esta tasa ha valido para mejorar los albergues, no me parece una cantidad excesiva’, añade Mauro, estudiante brasileño que ha empleado casi un mes para hacer el Camino Francés.

Los que optan por estas fechas para peregrinar a Compostela no tienen problemas para encontrar cama en los albergues, pero en verano -y en Año Santoes una misión complicada. Las carpas habilitadas por los concellos y los polideportivos municipales son las opciones más viables en temporada alta. ‘Y son gratis’, apuntan Luisa y Marta, peregrinas reincidentes y especialistas en turismo mochilero.

Dormir bajo una canasta o dentro de una portería es gratis, por el momento. La Mancomunidade de Concellos Galegos del Camiño Francés decidió en su ultima reunión iniciar los trámites para aprobar las ordenanzas que regulen el cobro a los peregrinos por dormir en polideportivos. Ayuntamientos como el de Arzúa se habían adelantado a esta decisión colectiva y ya cobraron en años anteriores por la pernoctación en instalaciones deportivas municipales. ‘Es normal que les cobren a los peregrinos porque en los meses de verano tienen copado e inutilizado el pabellón de deportes’, explica Mario, vecino de la localidad. ‘A nosotros también nos cobran para reservar las pistas deportivas cuando queremos jugar un partido entre amigos. Los peregrinos también deben pagar, como mínimo, por la luz y el agua caliente que gastan. No vamos a costearles nosotros sus vacaciones’.

Los regidores de otros municipios, como Portomarín y Melide, trabajan en la redacción de la ordenanza, que podría publicarse en las próximas semanas. ‘Será unha cantidade simbólica para poder compensar os gastos que xenera o uso destas instalacións para albergar ós camiñantes que van cara Compostela’, argumenta Socorro Cea, alcaldesa de Melide.

Cada peregrino gasta una media de treinta euros al día
Los mueven motivos religiosos, culturales y, por supuesto, económicos. Muchos encuentran en el Camino unas vacaciones de bajo coste, una opción muy recomendable cuando aprieta la crisis y hay que apretar el cinturón. Aunque los indicadores turísticos apuntan un descenso en la actividad, el Camino sigue siendo un valor seguro y la afluencia de caminantes se ha mantenido e incluso incrementado en los últimos años. Las previsiones para este Xacobeo 2010 son optimistas y la Xunta confía en que la ruta jacobea sea el motor que empuje a la comunidad hacia la senda de la recuperación económica.

Un peregrino gasta al día una media de treinta euros, según un estudio de la Asociación de Cámaras de los Caminos Xacobeos. No todos los turistas que llegan a Santiago lo hacen por alguna de las ruta, pero su aportación es suficiente para cubrir los gastos de mantenimiento de posadas o polideportivos.

Los más de sesenta albergues públicos que hay en Galicia recaudan más de 3.000 euros diarios en concepto de pernoctaciones, que en este Año Santo podrían triplicarse. Las cifras oscilan entre los 250.000 y los 300.000 peregrinos anuales, pero las previsiones de la Consellería de Turismo apuntan para este Xacobeo 2010 hacia el millón de caminantes que pue den pasar por la red de albergues públicos.

La primera prueba de fuego llegarán en poco más de dos meses, en Semana Santa. Muchos concellos tienen previsto habilitar polideportivos y otras instalaciones municipales para darle cobijo al caminante. No será, en todo caso, una obra de misericordia. Los peregrinos tendrán que pasar por caja a cambio de una colchoneta y una ducha de agua caliente.


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