La mitad de la madera que se produce en España es gallega, pero aún hay margen para la mejora

El sector forestal confía en la concentración

 Bosque de castaños en Galicia, la comunidad española más rica en producción de madera.
De los montes gallegos sale la mitad de la madera que se produce en España, y el sector representa el 3,5% del PIB, pero industria y propietarios aseguran tener margen de mejora. Echan de menos una gestión integral para avanzar en la organización y estructura de un negocio con un reducido nivel de profesionalización. Piden la colaboración de la Administración en la ordenación del territorio y la erradicación del minifundismo forestal. La activación del consumo y la competitividad serán factores claves.
‘La puñalada asestada por los incendios en el fatídico verano de 2006 fue grave, pero el sector ha sabido recuperarse’, explica Manuel Rivas, productor de madera. Fueron meses críticos en los que las llamas arrasaron más de 96.000 hectáreas y cubrieron de ceniza los montes gallegos, pero la naturaleza ha demostrado una capacidad de regeneración superior a la prevista por los científicos. El 4,6% de la superficie forestal de la comunidad quedó calcinada y demasiadas toneladas de madera tuvieron que ser desechadas, pero el sector ha levantado cabeza.

En los últimos tres años Galicia ha recuperado casi 35 millones de metros cúbicos de bosque. Las especies que han crecido a mejor ritmo han sido el eucalipto y el pino, ganándoles terreno a árboles de ribera y bosques autóctonos. El patrimonio forestal gallego, que ocupa dos terceras partes de la superficie, aporta el 3,5% del Producto Interior Bruto de la comunidad con una facturación superior a los 2.259 millones de euros en 2008.

Contradicciones

Es, sin embargo, un sector marcado por las contradicciones. Galicia produce la mitad de la madera que se obtiene en España y encabeza las exportaciones (385 millones de euros) a varios países como Portugal, Italia o Marruecos. La gallega, al mismo tiempo, es la tercera comunidad importadora de madera, con 337 millones de euros, por detrás de Valencia (367) y Cataluña (342). Recurre al mercado exterior para abastecerse de especies americanas, centroeuropeas y tropicales que se utilizan, por ejemplo, en la fabricación de tarimas flotantes.

Pese a que el pino, junto con el eucalipto, es una de las especies más abundantes en el monte gallego, la industria depende de los países nórdicos para la producción de calidad; de Suecia vienen pinos de mayores dimensiones, más adecuados para la fabricación de determinados productos.

El Clúster de la Madera, presidido por José Blanco Fernández, confía en que el esfuerzo innovador y la mejora genética de los árboles permitan un mayor aprovechamiento de los recursos autóctonos y una menor dependencia de la aportación exterior. ‘Es un problema de competitividad y falta de con fianza por parte la industria transformadora y los propietarios de montes. En Galicia no exprimimos todo el valor que tiene el producto del que disponemos’, dice Blanco.

El minifundismo y la atomización son lastres demasiado importantes para un sector con escaso desarrollo tecnológico. La mayoría son explotaciones de base familiar con una extensión que en el 80% de los casos no supera las 0,5 hectáreas por propietario, cuando el umbral mínimo de rentabilidad se sitúa entre las 500 y las 1.000 hectáreas. Los dos millones de hectáreas de superficie forestal están en manos de 700.000 propietarios; la titularidad de dos terceras partes del monte es particular y el tercio restante pertenece a mancomunidades vecinales.

Reclamaciones a la Xunta

Con estos datos sobre la mesa, la patronal reclama ‘un proceso urgente de concentración’ y la pide a la Xunta de Galicia ‘una reordenación del monte’ para salvar a las explotaciones rentables: ‘Sólo quienes vean en esta actividad un negocio pueden aspirar a un futuro, que debe levantarse sobre dos elementos claves: la innovación y la calidad. El espejo en el que debemos mirarnos está en países como Finlandia o Austria, en los que la madera aporta el 8% del PIB’.

El Clúster de la Madera estima demanda una reacción urgente para un sector que en Galicia genera 26.000 trabajos directos y 50.000 indirectos. La facturación bajó el año pasado un 6,6% y la crisis se ceba con los más débiles; los aserraderos menos competitivos, la mayoría de base familiar, ha tenido que cerrar y la caída en el consumo de madera amenaza la continuidad de muchos negocios como las fábricas de pasta de papel. El parón en la construcción ha provocado un descenso en la demanda y un incremento notable de los stocks acumulados; los ingresos de las industrias del tablero descendieron un 10% en el pasado ejercicio y la facturación de los aserraderos cayó un 7% en 2008.

Aunque las talas de madera, con ocho millones de metros cúbicos, aumentaron el año pasado un 30% y mantienen a Galicia como la comunidad al frente de la producción estatal, el sector desconfía. ‘El récord de cortas coincide con una caída del consumo de madera y, cuando la demanda es menor que la oferta, surgen problemas’, explica Francisco Dans, director de la Asociación Forestal de Galicia.

Atomización y escasa profesionalización impiden el aprovechamiento de recursos

La crisis no impedirá que Galicia se mantenga al frente de la producción en España, pero los descensos en las ventas ya pasan factura. La actividad primaria de la transformación, con un descenso del 4% respecto al ejercicio anterior, es la que más lo está notando; que las fábricas de carpintería son las que mejor se han adaptado a estos tiempos de recesión económica.

El sector echa en falta una gestión integral. Los agentes implicados reconocen carencias importantes a nivel organizativo y lamentan lagunas importantes en una estructura demasiado atomizada. La industria y los propietarios de montes coinciden en que ‘es necesario profesionalizarse’ para ponerse a la altura de otras comunidades. Solicitan a la Xunta que se involucre en la ordenación del territorio para aclarar la propiedad y fijar los objetivos de futuro. ‘Urge la elaboración de una ley que regule el uso del monte en la comunidad, priorizando un utilización racional de la madera y animando a los propietarios a cuidar el monte como fuente de riqueza’, indica Ana Oróns, secretaria general de Fearmaga, la asociación que agrupa a los empresarios de aserraderos y rematantes de madera de Galicia. El monte, según la patronal, no puede seguir siendo el banco del que los agricultores sacaban su dinero extra: ‘El maderero es un sector que agrupa a más de 3.600 empresas, de las que el 80% están en el medio rural, y de su evolución depende el futuro de más de 50.000 familias. La industria tiene que dirigirse a la producción de calidad porque en Galicia hay mucha y es muy buena. Sería una pena desaprovechar esa fuente de riqueza en los tiempos que corren’.




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