Silva Sande niega su participación el asesinato de dos guardias civiles que se produjo en Gijón en 1989

Silva Sande, a su llegada a la Audiencia Nacional. (Foto: Sergio Barrenechea)
El dirigente de los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) Fernando Silva Sande negó en la Audiencia Nacional su participación en el asesinato, en diciembre de 1989, de los guardias civiles Isaac Rodríguez y José María Sánchez Melero, que trabajaban en la delegación de Hacienda de Gijón (Asturias), y señaló que en el momento de los hechos se encontraba en París.
Silva Sande, que se enfrenta a una petición de pena de 48 años de cárcel por parte de la Fiscalía, afirmó que cuando se produjo este atentado ni siquiera militaba en los GRAPO, ya que era un militante del PCE(r) --Partido Comunista de España Reconstituido-sin ‘capacidad de decisión’ que actuaba al dictado del Comité Central, que dirigía Manuel Pérez Martínez, alias 'camarada Arenas'.

En este sentido, aseguró que desconocía que se fueran a cometer estos asesinatos, que no participó en la reivindicación posterior a la acción y que ni siquiera conocía a dos de los tres condenados por estos hechos, en referencia a los también miembros del GRAPO Guillermo Vázquez Bautista y María Jesús Romero Vega.

En el juicio, que quedó aplazado hasta mañana, miércoles, también comparecieron una veintena de agentes del Cuerpo Nacional de Policía que explicaron las circunstancias en que Silva Sande y sus compañeros de 'comando' fueron detenidos en un piso de la calle Duque de Sesto de Madrid.

ORDEN DE SILVA SANDE

Según el escrito de acusación del fiscal Jesús Alonso, en diciembre de 1989, Vázquez, Romero y María Isabel Santamaría del Pino, ya fallecida y entonces compañera sentimental de Silva Sande, se trasladaron a Gijón por orden de éste para cometer el asesinato de los guardias civiles.

El día 28 de ese mes las dos mujeres se quedaron vigilando la Delegación de Hacienda mientras Vázquez y Silva Sande se dirigieron a la cabina de seguridad donde se encontraban los agentes, a quienes dispararon y, una vez caídos en el suelo, remataron. El guardia civil Rodríguez falleció en el acto, mientras que su compañero, Sánchez Melero, murió poco después en el hospital al que fue trasladado.

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