El director de origen ourensano triunfó en el prestigioso Festival de Sundance con su película ‘Buried’

El último atrevimiento de un cineasta diferente

Rodrigo Cortés sorprendió con 'Buried' a público y crítica en el Festival de Sundance.
Rodar una película en un ataúd es tarea complicada, pero hay quien lo ha conseguido. Y la idea seduce allí donde va. Rodrigo Cortés, director con raíces ourensanas, es uno de los grandes triunfadores de la última edición del Festival de Sundance, el certamen de cine independiente más importante del mundo. La historia de un contratista que trabaja en Iraq y despierta enterrado vivo en un viejo ataúd ha seducido al público, a la crítica especializada y a las distribuidoras más influyentes de circuito norteamericano y europeo. El filem “Buried” (Enterrado) se estrenará en las salas españolas durante este año.
Paul Conroy, un contratista civil que trabaja en Iraq, es secuestrado y despierta enterrado en una caja de madera. Está vivo y quiere salir del ataúd, pero sólo dispone de tres herramientas: un mechero, un teléfono móvil con poca batería y su espíritu de supervivencia. Sus captores no se lo han puesto fácil, pero Conroy está dispuesto a luchar contra los elementos y vencer la angustia: no hay tiempo para lamentos, ni espacio para el pataleo.

Así arranca la angustiosa historia de “Buried” (Enterrado), la película que ha situado a Rodrigo Cortés entre los virtuosos del cine independiente. El director, nacido en Pazos Hermos (Ourense) hace 37 años, ha conseguido hacer un filme cuya acción transcurre íntegramente en el ataúd. “Era un reto y conseguimos superarlo a base de insistencia. Había que olvidar las limitaciones objetivas y considerar que esa caja de madera era una localización más”, explica el joven realizador. “Para salir airoso de esta misión había que sumergir al espectador en el cerebro del protagonista y tratar de que la película se fuese reinventando constantemente”.

Mantener la tensión, buscar diferentes puntos de vista, imaginar tiros de cámara aparentemente inverosímiles y conseguir que dentro de una caja de madera se ruede uno de los thrillers más intensos de la temporada es mérito, casi exclusivo de este ingenioso cineasta. Otra parte del éxito hay que atribuirla al guionista Chris Sparling y a la productora Versus Entertaiment, que apostó desde un primer momento por un proyecto que en otros despachos iría directamente a la papelera.

Avalado por el guión y el equipo de producción Rodrigo Cortés elaboró uno memoria de 15 páginas, detallando como llevar a la gran pantalla una historia “muy poco cinematográfica”. Esa hoja de ruta fue la clave para convencer a un actor de primera fila, Ryan Reynolds, para que se convirtiese en el protagonista de esta cinta. “No pensábamos que alguien de su categoría fuese a involucrarse en este proyecto, pero apostamos fuerte y nos salió bien. Leyó el guión, pidió ver Concursante (el primer largometraje de Rodrigo Cortés), y después de leer la memoria, aceptó el papel y se convirtió en una pieza clave del equipo.

Para el gran público o los aficionados a revistas especializadas en celebridades, Ryan Reynolds es la actual pareja de Scarlett Johansson. La sombra de la actriz es alargada, pero los amantes del cine saben que Reynolds no es un desconocido en Hollywood. Protagonista de exitosos filmes como Lobezno o La proposición, se ha atrevido a encerrarse en un ataúd para interpretar uno de los papeles más complicados de su carrera.

“Ryan regresó a Los Ángeles con quemaduras en los dedos y la piel erosionada, tosiendo polvo y parpadeando arena”, recuerda Cortés. “Tenía que recorrer un catálogo tan amplio que resumía en noventa minutos todas las emociones que un ser humano no experimenta a lo largo de una vida: desconcierto, desesperación, resignación, ternura, pánico, alegría, miedo, frustración, euforia, rabia,… Es un genio y lo ha demostrado, una vez más, en esta película”.

Es una cinta que funciona y los éxitos han ido llegando en cadena. El último, y más importante hasta el momento, se ha cosechado en Utah, bajo un manto blanco de nieve. El festival de Sundance es una plaza complicada, pero Buried ha sido una de las sensaciones en la última edición del más prestigioso certamen de cine independiente. La cinta de Rodrigo Cortés llegó fuera de competición al festival ideado por Robert Redford, pero la cerrada ovación del estreno hacía presagiar que “tenía enganche”. Funcionó el boca a oreja y llegaron la colas masificadas de espectadores a seis grados bajo cero; muchos tuvieron que recurrir a la reventa para conseguir una entrada.

Gustó a los críticos
Gustó al público, pero también a los críticos cinematográficos; y eso no siempre sucede en un circuito tan descontrolado como el de Sundance. La coincidencia de los espectadores y la prensa especializada movilizó a las grandes distribuidoras estadounidenses; tras una pugna con Fox Searchlight, Lionsgate cerraba un acuerdo con el realizador y los representantes de la productora.
De dinero no les gusta hablar, pero sí lo hacen las revistas del sector. “Variety” cifra el montante económico “entre tres y cuatro millones de dólares”, pero algunos medios lo elevan hasta los diez millones. “El dinero no es lo más importante”, apunta el director. “Lo fundamental es que la cinta se estrenará en EE.UU. con el mayor impacto posible. Tiene confirmada la distribución en más de 25 países”. A España llegará en 2010, pero la fecha será fijada por la distribuidora en función de la estrategia en otros países europeos.

Admirador de Hitchcock, precoz y autodidacta
La revista “Variety” incluye a Rodrigo Cortés entre “los diez directores a los que seguir la pista en 2010” y considera que “Buried” es un “ejercicio de tensión sostenida que haría que Alfred Hitchcock se removiera en su tumba”. La comparación ruboriza a Rodrigo Cortés, pero reconoce haberse inspirado en el maestro británico cuando se puso manos a la obra. “El es un genio y jamás estaré a su altura, seguiré siempre a años luz. Es cierto, sin embargo que estoy muy influenciado por él y en esta película hay muchos guiños Hitchcock. El rodó ‘Náufragos’ en un bote y ‘La soga’ con un plano secuencia”, explica Cortés.

El director inglés ha sido una referencia desde el principio de su carrera, cuyos inicios se fraguaban a los 16 años con el rodaje de su primer corto, El descomedido y espantoso caso del victimario de Salamanca (1995). Abandonó el formato super-8 y probo con los 35 milímetros para rodar “Yul” (1998), la historia de un inadaptado que triunfó en certámenes y festivales de toda la geografía española.

La vitrina de trofeos se quedaría pequeña tras el rodaje de 15 días, un falso documental que demuestra como es posible sobrevivir a base de productos que el consumidor puede devolver. Sorprendía allí donde se proyectaba y se convirtió en uno de los cortometrajes más premiados de la historia del cine español. Uno de los galardones le valió el Universal Studios Award y un viaje de dos semanas a Los Ángeles, para hacer un film-master apresurado en la meca del cine. La acumulación de experiencias y minutos de metraje lo empujo hacia su primer largo, Concursante (2007), en el que Leonardo Sbaraglia interpreta a un hombre atrapado en los perversos mecanismos del capitalismo tras ganar más de tres millones de euros en un concurso televisivo.

“Buried” mantiene en la cresta de la ola a Cortés y él saborea el éxito, pero sabe que “todo lo que sube, vuelve a bajar”. Piensa ya en su próximo proyecto: “Red lights”.

Te puede interesar