La vida fuera de la burbuja inmobiliaria

Cuatro años después de que el sector inmobiliario comenzase a notar que algo estaba cambiando, la venta de viviendas marca un mínimo histórico. La crisis del ladrillo se agrava con la recesión económica y la restricción del crédito. De poco ha servido la rebaja temporal del IVA decretada en el mes de agosto. Según los datos publicados esta semana por el Instituto Nacional de Estadística, la compra de viviendas cayó en octubre a mínimos y encadena descensos en las ventas hasta marcar el mínimo de la serie que el INE publica desde el 2007.
Las 1.005 operaciones formalizadas en los registros de la propiedad suponen una caída interanual del 27 % (en octubre de 2010 se registraron 1.374). Entre enero y octubre de este año se han producido 14.196 compraventas en Galicia, cinco mil menos que en los diez primeros meses de 2010.

De mal en peor
No hay estadística a la que agarrarse para coger impulso hacia el optimismo; los informes trimestrales del Ministerio de Fomento registran 75.462 contratos de compraventa en verano, la segunda peor cifra desde 2004. Y los precios, según la tasadora inmobiliaria Tinsa, cayeron el octubre un 6,9% y acumulan un descenso del 24,5% desde finales de 2007. El descenso del IVA no ha incentivado las compras y los stocks, que mayoritariamente están en manos de los bancos, siguen bloqueando la concesión de créditos y dificultando el saneamiento del balance de las entidades financieras.
Números rojos y alarmas encendidas para el sector de la construcción, que ha reducido en seis puntos porcentuales su aportación al PIB, pasando de un tasa próxima al 20% en 2005 al 14% actual; sólo Irlanda ha experimentado una contracción superior. La actividad constructora se ha hundido un 33,1% en el trienio 2009-2011 y, según los datos facilitados por la patronal Seopan, las previsiones contemplan que la actividad constructora no repuntará hasta 2013; ese año el sector crecerá, por primera vez en cinco años, a una tasa del 1,2%.
El diagnóstico analizados los números y las consecuencias de todo lo experimentado por el sector en los últimos años es realmente demoledor. Y las estadísticas le ponen a la crisis del ladrillo nombres y apellidos. Son arquitectos, promotores, constructores, agentes inmobiliarios, jefes de obra, peones, transportistas, suministradores de material, pintores, electricistas, carpinteros o encofradores, todos los participantes de una u otra forma en el sector, los que ya la sufren.
Juan, que en los tiempos de bonanza conoció los excesos del sector en un prestigioso estudio de arquitectos coruñés, lleva tres años trabajando en condiciones de “falso autónomo”. Su salario acumula recortes y no adivina cuando tocará fondo para intentar tomar impulso. “El año pasado me quedé por debajo de los 20.000 euros brutos y cuando salí de la facultad, en ya en el año 1999, mi salario rozaba los 40.000 brutos anuales”, explica. “Y lo peor es que, mirando a tu alrededor, ves como muchos colegas están con los brazos cruzados y no encuentran trabajo, ni siquiera en precario. ¿Quién nos iba a decir esto hace tal y como iba el sector hace sólo cuatro o cinco años?”.
El Estudio Laboral del Sindicato de Arquitectos (SARQ) confirma que el 63,1% de los profesionales que trabajan en España han visto reducido su salario en el último año como consecuencia de la crisis económica y, además, las expectativas de mejora, al menos por el momento, no son nada buenas.
El sueldo medio de los arquitectos se sitúa en 15.842,89 euros brutos anuales, mientras que los que trabajan en el extranjero afirman cobrar una remuneración que asciende hasta los 24.564, 71 euros. Tres de cada cuatro encuestados en activo no llegan al mínimo que establece el convenio existente para oficios equiparables al de arquitecto, que está fijado en una cantidad de 23.334 euros. El informe releva que un 26,7% está en situación de desempleo, otro 24,4% trabaja bajo la figura ilegal de falso autónomo y más de la mitad no están amparados por ningún convenio colectivo.

Alternativas
Juan está completamente convencido de que no sobran arquitectos en Galicia, “tenemos que intentar diversificar los campos de trabajo”, y está decidido a crear su propia empresa en los próximos meses. “La formación que he recibido en la Universidad me permite hacer muchas otras cosas, además de edificar viviendas”. Lo tiene claro y, lejos de quedarse esperando el resurgir de un sector con muchísimos problemas, buscará alternativas en la rehabilitación de viviendas, el interiorismo, el paisaje, la ordenación del territorio o la construcción sostenible.

La crisis empuja al alquiler y recupera el cooperativismo
La crisis empuja a cada vez más familias gallegas, que no pueden comprar un piso, a optar por el alquiler. “En nuestra inmobiliaria necesitamos mas pisos para alquilar”, explica Manuel Saavedra, de la agencia Arquisip. “Son más los que acuden a esta oficina en busca de una vivienda para alquilar que los que lo hacen para comprar”.
Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78% de las familias españolas vivían en 2010 en casas de su propiedad, mientras que el 2006 era un 81%. “El alquiler ha ido subiendo, eso es innegable”, explica Daniel Martínez, de la Inmobiliaria Rey. Las viviendas de alquiler representaban el 13% de la existentes en 2006 y ese porcentaje ha aumentado hasta el 16% en 2010. España sigue lejos de la media comunitaria (40% de las viviendas en alquiler), pero se acerca a la convergencia: el gobierno había fijado como objetivo para 2020 superar la barrera del 20% y la crisis se ha convertido en la mejor aliada para superar ese umbral.

renta de emancipación
Otro de los factores que ha influido es la Renta Básica de Emancipación, que entró en vigor el 1 de enero de 2008 para jóvenes que tuvieran entre 22 y 30 años con unos ingresos inferiores a 22.000 euros brutos, y que ha beneficiado desde entonces a 301.254 personas. Esta semana Rajoy sugería, vía Twitter, que la ayuda al alquiler para jóvenes podría desaparecer cuando a los actuales beneficiarios se les extinga el derecho a cobrar los 210 euros.
Algunos gobiernos autonómicos están decididos a impulsar nuevas fórmulas. El ejecutivo vasco, por ejemplo, ha incorporado a su anteproyecto de ley de vivienda la figura de las cooperativas de régimen de cesión de uso, siguiendo el modelo escandinavo de alquiler, a medio camino entre la propiedad y el arrendamiento, que se aplica en países como Dinamarca, Noruega o Suecia. La propiedad de las viviendas estaría en manos de una cooperativa, cuyos socios disfrutan de un derecho de uso indefinido con un alquiler de precio reducido.
La fórmula, conocida en el sector como “el andel”, no ha llegado a Galicia. Se aprecian, sin embargo, movimientos a título particular para recuperar el cooperativismo y activar la construcción de viviendas más baratas. Iniciativas de este tipo facilitaron, hasta hace unos años, el acceso a una vivienda en propiedad a muchos que no podían plantearse adquirir un piso ante los elevados precios. La crisis inmobiliaria, además de frenar la actividad, sembró la desconfianza y frenó casi todas las promociones que en el pasado surgían desde diferentes colectivos profesionales.
Tras el parón, ahora ya hay quien se atreve. El aparejador Juan Cedrón busca cooperativistas para construir 14 viviendas en Lugo; la promoción, bautizada Ceysam, cuenta con anteproyecto de obras y un plan de pagos para los posibles cooperativistas que formalicen su reserva. “Tengo apalabrado un solar y, desde que en septiembre hice públicas mis intenciones, ya se han puesto en contacto medio centenar de personas. Una quincena han pasado a ver los planos y cinco han mostrado un interés mayor”.

En proyecto
El proyecto prevé la construcción de dos bloques, con viviendas cuya superficie oscila entre los 63 y los 108 metros cuadrados, pero la mayoría de las viviendas tienen 93 metros. El precio final ronda los 150.000 euros más IVA, “casi un 20% menos de lo que cuestan pisos de iguales características en esa zona de la ciudad”.
En otras ciudades gallegas también se reactiva el sector. Promociones gestionadas por cooperativas han recibido un impulso en el último semestre después de un frenazo que había puesto a prueba la paciencia de muchos socios.

Los empresarios, decididos a explorar nuevos mercados
Los puestos de trabajo caen como fichas de dominó en el sector de la construcción, la inversión privada prácticamente no existe y la obra pública descenderá este año en torno al 45%. Hay pocas alternativas para las constructoras, que no encuentran el la licitación pública el refugio para la casi inexistente iniciativa privada.
La contención del gasto que aplican las diferentes administraciones se traduce en drástica reducción en las inversión para promotores y constructores, que no ven mejores perspectivas para 2012. Temen un frenazo “demasiado duradero” para la actividad económica y reclaman una inversión productiva mínima.
“Si no se recupera la inversión pública, la alternativa es la internacionalización”, explica Antón Arias, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción de A Coruña. “No es fácil, pero hay quien intenta establecerse en otro país. Es una alternativa que no está al alcance de todos”.
Es imposible mantener el volumen de obra de años anteriores pero, del mismo modo que las empresas multinacionales se presentan a concursos menores y proyectos locales a los que antes renunciaban casi por completo, las pymes también exploran ahora nuevas vías de negocio.

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