Confiesa y gana: un programa de radio juega con los chivatazos de los oyentes

Son las 07.25 de la mañana y la sintonía de Fajn Radio anuncia el comienzo de ‘El delator’, un programa de éxito en la República Checa que premia a quien se chive del comportamiento incorrecto de vecinos, familiares y compañeros o a quienes confiesen su culpa.
Robos, malversaciones, abusos en el trabajo, engaños, deslices sentimentales, amoríos ocultos, ascensos profesionales indebidos: todos son secretos que el moderador del programa ‘compra’ a sus víctimas.

‘La gente no tiene miedo de nada. Miente, roba y engaña, y si de hecho a ti alguien te ha enfadado por alguno de estos motivos, entonces date prisa y corre a delatarle’, propaga Tony, el flemático presentador del polémico programa.

Las reglas del juego son simples: alguien se ha chivado de algo a la emisora y el acusado debe reconocer su falta públicamente, a cambio de una recompensa, que suele oscilar entre los 80 y los 160 euros (de 105 a 210 dólares), aunque en ocasiones ha llegado a 300 (394 dólares).

Mientras, el delator espera al otro lado del teléfono, para intervenir si el supuesto infractor duda, niega o decide no seguir adelante con la conversación.

A medida que este diálogo avanza, aumenta el grado de tensión y no es raro el uso de palabras soeces por parte de los que se sienten acorralados.

Estos pueden regatear el precio por confesar sus intimidades o bien el moderador puede elevar la suma con el fin de hacerles hablar. Lo cierto es que, en la mayoría de las ocasiones, el delatado acaba confesando su ‘delito’ o pone fin a la llamada.

Si el inculpado cuelga, entonces la recompensa se la adjudica el chivato, al entender que el silencio de su delatado le otorga la razón.

Los casos de delaciones son de lo más variado. Una adolescente que recibía de sus padres elevadas sumas de dinero para costear las clases de piano, dejó de asistir un tiempo y empleaba el dinero para salir con sus amigos.

La chica prorrumpió en lágrimas durante el programa y dijo que lo lamentaba y que no lo volvería a hacer.

Otro chico boicoteaba las visitas a casa de los amantes de su madre, para que no volvieran, a base de servirles bebidas adulteradas.

Un hombre, molesto por las flores exóticas de su vecino, decidió pisotearlas, pero su acto vandálico quedó registrado en una cámara. Con el dinero obtenido por su confesión sufragó los daños causados a su vecino y se ahorró una investigación policial y una multa.

El programa se anuncia como un servicio social, al asegurar que pretende reparar, moral o materialmente, ciertas injusticias.

O al menos eso es lo que se desprende del moralizante mensaje de Toni, cuando instruye a sus víctimas sobre cómo utilizar el dinero ganado o para que, simplemente, digan la verdad.

La práctica de la delación fue muy usada durante el pasado régimen totalitario, por lo que puede caracterizarse como un hecho sociológico, aunque de odiosas reminiscencias, en el país centroeuropeo.

El programa, de apenas cuatro minutos de duración, se repite tres veces cada mañana, con intervalos de una hora entre cada emisión.

Te puede interesar