Stefanía Fernández estuvo censada durante cuatro años en el padrón del municipio, donde viven sus abuelos maternos

La nueva Miss Universo tiene sus raíces en Galicia

Emilio Fernández, con la foto de su nieta, Stefanía Fernández. (Foto: Nuria Pérez)
Stefanía Fernández, nacida en Venezuela y oficialmente la mujer más bella del planeta (Miss Universo), era hasta hace unos años una desconocida viguesa, ciudad donde sus abuelos paternos, naturales de Vigo y Nigrán, la empadronaron para facilitar su ‘aterrizaje’ en España. Finalmente, tuvo que desistir por problemas económicos y políticos de Venezuela. Sus abuelos están muy orgullosos.
Los abuelos paternos de la bella, Emilio Fernández y Celia Acuña, naturales de Vigo y Nigrán (de Saiáns y Priegue, parroquias vecinas), pasaron más de 40 años en Venezuela donde como muchos otros gallegos hicieron cierta fortuna y extendieron la familia. Con la jubilación, regreso a la tierra, a una bonita casa de la parroquia viguesa de Saiáns desde donde se ve la Ría y las Cíes, y que en los últimos días ha sido un hervidero de felicitaciones y llamadas. Todo gracias a Stefanía Fernández, hija de José Luis Fernández, nacido en Nigrán, mujer que se ha convertido en una celebridad internacional de la noche a la mañana. Al abuelo no le extraña nada porque asegura que hace tiempo que vio venir su coronación aunque reconoce que la doble victoria consecutiva de dos venezolanas le sorprendió ‘porque no es normal. Esperaba que fuera a ser segunda, sólo por eso, porque la anterior también era de Venezuela, pero ya ves qué alegría’, explica con su imposible acento, mitad gallego mitad tropical. Su mujer no estaba en casa: había decidido desaparecer un rato ante la presión mediática y aluvión de llamadas recibidas.

La historia familiar es clásica: Emilio, de Saiáns-Vigo, se casó de joven y se fue a vivir a casa de la mujer, en Priegue-Nigrán, donde nacieron José Luis y Guadalupe. Después, a Venezuela ‘que nos acogió muy bien’, donde se pasó 45 años. ‘Nos respetaron nuestros valores, aunque no fue fácil, porque me fui solo, luego llegó mi mujer. En 2001 volvimos para aquí para descansar, pero dejé 13 nietos allí, la Miss —como llama a Stefanía— es uno, pero también dejé dos bisnietos y mis negocios en los aserraderos’.

Quizá lo más curioso es que Stefanía Fernández ganó la corona en buena parte gracias a que tuvo que quedarse forzosamente en Venezuela, la mayor fábrica de misses del mundo. No era ése su camino: Emilio había empadronado en Vigo a su hijo y a su nieta ‘por si venían por aquí a vivir’, pero no fue posible por culpa de la inestabilidad política venezolana. Finalmente, estuvo en Vigo hace cuatro años, cuando tenía 14 años y todavía no había llegado al 1,77, pero sólo durante tres meses, de vacaciones, aunque siguió censada como viguesa un tiempo. ‘Nos fue imposible vender lo que teníamos allí, así que tuvieron que quedarse, una a estudiar para abogada, y ella quería ser modelo. Lo primero fue cuando la nombraron reina de las fiestas del sol, que es muy importante. El que organiza Miss Venezuela le echó el ojo y vio que iba a ganar también.Yacertó’.

‘Chávez está igual de loco que Ortega, Correa o que los hermanos Castro’

A Emilio se le cae la baba con su nieta, presente en varias fotos en su casa en distintos momentos de su vida, aunque tiene miedo por el futuro de Stefanía. ‘La Miss es demasiado cariñosa, cuántos no estarán detrás de ella, tendrá muchos admiradores...’, dice preocupado —advierte de la inseguridad absoluta de Venezuela y del serio riesgo de secuestros, algo que conoce de cerca y de lo que no quiere hablar— mientras muestra más instantáneas familiares en Venezuela de su familia al completo. También cuenta que la parte materna de su nieta es, como la paterna, de origen extranjero y europeo, pero del Este: el abuelo era de Ucrania y la abuela, natural de Polonia, huidos jóvenes de la Guerra Mundial. La madre de la bella se llama nada menos que Nadia Krupij. Añade más sobre su vida al otro lado del mar, en Mérida de Venezuela, donde nació Stefanía. ‘Primero tenía una fábrica de hacer mangos para escobas y otras cosas, después abrí un restaurante y más tarde me puse con el negocio del aserradero para hacer madera. Nos portamos bien, con cariño, sin ser prepotentes con la gente. No me gustan los radicales’, sentencia. Será por eso que admite su desapego absoluto al régimen actual que rige Venezuela. ‘Chavez está loco no sabe ni lo que dice, como le pasa a los hermanos Castro, a Correa, el de Ecuador, y a Ortega, el de Nicaragua. Todos están así y ya se ve lo que pasa luego con los radicales’.

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