Caprichos de la Ribeira Sacra ourensana

Hace quince años, la familia Rivera adquirió Ponte da Boga, una bodega que nació aquel año del desastre de 1898, Una de las bodegas históricas de la Ribeira Sacra en los valles heroicos de Castro Caldelas. En estos tres lustros de su etapa más moderna, Ponte da Boga se ha caracterizado por ir un paso por delante a la hora de recuperar variedades históricas y a la de elaborar vinos singulares que ayudan a perfilar la personalidad de una viticultura de complejos matices, escapando de los tópicos predominantes que parecen asociar casi de manera exclusiva esta región vinícola a la Mencía.

Así nacieron sus Caprichos. Primero fue Capricho de Merenzao, elaborado con uvas de esa variedad, cultivadas en el viñedo de Alais. Luego, el Capricho de Sousón y ahora Capricho de Godello, en el que comienza con una cuidada selección de los racimos y una vinificación que comienza con una maceración pelicular de seis horas. Tras la fermentación alcohólica, le sigue una crianza sobre lías finas durante cinco meses en barricas de roble de 500 litros, tamaño que permite aportar el justo toque tostado a un vino de expresión frutal, goloso, untuoso y muy equilibrado. Un auténtico capricho con una primera añada de tan solo 1.350 botellas.

Fuera de la gama de Caprichos, traemos también a esta página dos auténticas joyas para disfrutar de las esencias primigenias de la Ribeira Sacra ourensana: el tinto Porto de Lobos, un vino de finca, del viñedo que le da nombre, elaborado exclusivamente con Brancellao y Ponte da Boga B, todo un reto que representa la recuperación del Blanco lexítimo en esta región en la que ya se cultivaba hace siglos y ahora podemos por fin saborear en un vino ejemplar.