El divertido arte de la bisutería

¿Cuál es tu historia? La historia es muy sencilla. Cuando terminé de estudiar Artes y Oficios en Córdoba me puse a trabajar en unos grandes almacenes y de repente me despidieron, después de 22 años. Así que retomé el contacto con el barro, empecé a hacer cositas, cuando iba con mis amigas me llevaba mi cajita de pendientes, que entonces tenía muy poquitos y se los vendía a ellas. Siempre me decían que tenía que venderlos y yo no me lo creía nunca. Así que empecé a venderlos y así empezó todo. La única persona que hay detrás de Lady Ceramic soy yo, estoy al frente de todo. Cuento con fotógrafas, maquilladoras, gente que me ayuda cuando tengo algún problema con la web, mi marido me ayuda a montar los mercados... ¿Cuál es la filosofía de la marca detrás de cada pieza? No tengo ninguna definida, siempre me he guiado por impulsos. Pero si tuviera que definir mi filosofía sería el celebrar a la mujer, la feminidad pero de una forma divertida y resultona, que buscan la singularidad, el color, las ganas de comerse el mundo con complementos especiales y únicos, como son los míos. Se caracteriza por diseños muy alegres y vistosos. ¿Qué valor le aporta esto a la marca? Sobre todo la diferenciación con otras marcas similares, con otras líneas de pendientes. Yo me expreso mucho a través de mis creaciones; por eso lo que soy se refleja a través de mis pendientes. Pero lo que mayor valor le aporta es la diferenciación. Trabajáis artesanalmente con materiales y diseños modernos. ¿De qué modo se complementan modernidad y tradición? Se complementan de una manera espectacular. La cerámica existe casi desde que el hombre es hombre y toda la vida ha estado presente por todos lados, ya sea a través de esculturas, utensilios, adornos... He juntado mi locura con un arte milenario, como es la cerámica, y creo que se complementan bastante bien. Son piezas de cerámica que puedes llevar, que te adornan y embellecen. ¿Cómo es el proceso de diseño y creación? Es muy sencillo. Me pongo una pieza de barro delante y voy cortando e imaginando cómo quedará el pendiente, cuáles son los colores que tengo que poner, cómo le quedará a las diferentes personas. Me lo imagino y lo plasmo. Me acompaña la musa casi siempre; a veces se va, pero casi siempre está. Nunca hago bocetos, simplemente aparece en mi cabeza, lo plasmo y lo hago. En nuestros looks diarios o especiales, ¿damos a las joyas la importancia que se merecen? Por supuestísimo. Y cada día más. Pocas mujeres se ven que no lleven algún tipo de complemento, cualquier cosa. Las mujeres han perdido el miedo al complemento y yo es algo que agradezco mucho. Hoy en día nos ponemos lo que nos da la gana y nos vestimos como queremos. A mí eso me encanta, no hay que tener ningún miedo a usar complementos. La vida solamente se vive una vez y hay que hacerlo a tope. Si a ti te apetece mañana ponerte un turbante, te lo pones, o siete brazaletes. Eso es genial. ¿Influyen las tendencias en los complementos? No me gusta mucho seguir las tendencias. Mis piezas son totalmente atemporales, te las vas a poder poner ahora y cuando cumplas 60 años. No sigo el ritmo de las tendencias y no estoy para nada familiarizada con ellas. De hecho no creo en ellas, me parecen un juego absurdo de las grandes marcas que no va con mi estilo ni con mi filosofía de marca. ¿Por dónde crees que pasa el futuro de la moda? Sin más remedio, pasa por la sostenibilidad, el reciclaje, disminuir el consumo de fast fashion... A donde vaya la moda, eso todo tiene que ir con ella. Tenemos que abrir un poco los ojos ante lo que nos viene y saber que no podemos hacer lo que veníamos haciendo durante muchísimos años, que es comprar tendencias, novedades para luego desecharlas. Necesitamos reutilizar, reciclar y no consumir tanto. Necesitamos que haya una economía circular. Por eso me gustan tanto mis pendientes. Tengo clientas fieles que se siguen poniendo pendientes que me compraron hace cinco años y lo seguirán haciendo cuando pasen 10 o 20 años. ¿Qué papel ha de jugar lo hecho a mano dentro de este futuro? Tiene que ser primordial. Lo artesanal va asociado a una producción menor, no industrializada y, por lo tanto, a una huella de contaminación menor. Hay que basarse en este tipo de consumo, lento y hecho a mano. Mi producto necesita tres elementos: tierra, agua y fuego. Más antiguo que eso no hay nada. También cuido mucho que todo el proceso contamine lo menos posible, reciclo muchísimo, mis packaging no llevan plástico ninguno, las impresiones son con tinta ecológica... Procuro cada día poner mi granito de arena con menos contaminación. El futuro de lo hecho a mano tiene que ser básico.