LA REVISTA

Pamplona, una visita a la historia

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photo_camera Plaza del Castillo, en Pamplona.

En la ciudad conviven armónicamente tradición y modernidad

Pamplona es una ciudad llena de historia y hondas tradiciones. En las calles y plazas de su casco antiguo se conserva un importante conjunto monumental presidido por sus iglesias y murallas medievales.

La visita a la capital navarra comienza por la Pamplona de los burgos, conjunto de barrios de origen medieval que constituyeron el germen del actual núcleo urbano. En la céntrica plaza Consistorial se levanta la señorial fachada barroca del Ayuntamiento. Junto al consistorio se puede admirar la iglesia gótica de San Saturnino o San Cernín, construida en el siglo XIII. La vecina Cámara de Comptos (s. XIII), el más antiguo edificio de la capital, fue entre los siglos XIV y XIX sede del antiguo Tribunal de Cuentas de Navarra. Saliendo por la calle Mayor se alcanza la iglesia de San Lorenzo que alberga la capilla barroca de San Fermín.

En la cuesta de Santo Domingo se pueden contemplar otros edificios de la vieja Iruña. La fachada plateresca del interesante Museo de Navarra, que alberga una importante colección de piezas arqueológicas y obras de arte, y la iglesia gótica de Santo Domingo, del siglo XVI.
La plaza del Castillo, arbolada y rodeada de bellos edificios dieciochescos, se convierte en el corazón mismo de la urbe. El Palacio de Navarra, sede del gobierno navarro, fue construido a mediados del siglo XIX y conserva su fachada neoclásica.

Descendiendo por una de las calles aledañas se llega hasta el barrio de la Navarrería, en cuyo centro se erige la catedral de Santa María la Real. El templo catedralicio comenzó a ser construido a mediados del siglo XIII sobre la antigua catedral románica, si bien las obras no finalizaron hasta el siglo XVI. Este magnífico edificio cuenta con tres naves de estilo gótico, así como con varios añadidos neoclásicos. La nave central alberga el mausoleo del rey Carlos III el Noble y de su esposa (s. XV), realizado en alabastro y considerado uno de los conjuntos escultóricos más importantes de Navarra. El altar mayor se encuentra presidido por la imagen de la Virgen Santa María la Real, frente a la que prestaban juramento los monarcas navarros en las ceremonias de coronación.

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