TRIBUNA

El "lío" del Cocido y la tragedia de Ubrique: Qué difícil todo

Un fin de semana complicado en todos los aspectos para el motor nacional, con varios frentes abiertos y muchos errores de difícil solución

No ha sido un fin de semana sencillo en ningún aspecto del mundo del motor. La peor parte, la de los heridos y los fallecidos ha vuelto a aparecer en España y Francia, en dos siniestros que ponen de manifiesto dos cosas, la fragilidad de la vida y lo complicado que es garantizar la seguridad al 100%.

Sin conocer los detalles de ambos accidentes, es importante volver a poner de manifiesto que siempre hay que estar alerta y aunque es inevitable que esto siga sucediendo, sí se puede minimizar, tal y como se ha hecho en los últimos años. Descansen en paz las tres víctimas de este negro fin de semana.

La polémica en torno a la notificación del deceso a los familiares, también es un tema complicado. En una situación como esta, actuar al 100% bien es prácticamente imposible. Seguro que se podría haber hecho con mayor celeridad, pero el mismo bloqueo que tenían unos por el dolor, lo tenía también la organización por el accidente, la situación y lo inesperado de algo así. No es nada fácil y sinceramente, no me gustaría estar en la piel de ninguno de los integrantes de la escudería organizadora en Ubrique. Por eso, respeto y empatía, tanto para la familia del fallecido como para los organizadores.

La polarización de la afición en Lalín

Tampoco ha sido fácil sobrellevar el fin de semana en el Rally do Cocido. La polarización en bandos de una situación derivada de un error a la hora de seguir un reglamento enturbió el ambiente, especialmente por unas desafortunadas declaraciones del presidente de Apyce, Luis Vilariño, que en frío ha matizado y enmendado con mucho acierto, todo sea dicho. Mal por un lado, pero bien por el otro al reconocer que le faltó mano izquierda para tratar el asunto. Es un avance y con más "horas de vuelo" seguro que gestionará mejor sus emociones.

Sin embargo, lo que resulta triste, es que el reglamento (que teóricamente se sigue a rajatabla siempre) haya sido objeto de debate, cuando en ningún caso debería cuestionarse.  La clave de todo esto es que Muñiz tenía razón (le dejaron salir, fue el más rápido y merecía elegir primero), Vallejo también (solo pueden salir diez y hay que seguir el reglamento) y hasta Luis Vilariño (que se olvidó de que era el presidente de Apyce y defendió a un amigo) la tienen.

La diferencia es que por el bien del deporte y para evitar un enfrentamiento entre aficionados innecesario, además de una tensión con el organizador (que cometió un error al no seguir las normas, con más buena fe que cabeza por las consecuencias inesperadas y vistas), estos asuntos deben solucionarse en privado, más con la creación de la Asociación de Pilotos.

El debate siempre es sano (y ojalá hubiese más), aunque con unas normas claras. Esas mismas que hablan de un GPS obligatorio que no ha funcionado durante dos carreras o de uno que se ha modificado comenzada la temporada, algo que también debería cuestionarse quien manda si es o no adecuado, porque al final siempre habrá un beneficiado y un perjudicado, la clave es saber cómo gestionar las sensibilidades de todas las partes.

Toca seguir adelante.

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