RALLYCROSS

Más que una carrera

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photo_camera Ken Block lanza camisetas al público durante una de las fiestas celebradas.

La naturalidad y buen ambiente reina en un campeonato que gana adeptos cada temporada

El crecimiento del Mundial de rallycross es una evidencia y de ello son testigo las miles de personas que estuvieron en el pequeño pueblo luso de Montalegre este fin de semana.

Todo está cuidado hasta el mínimo detalle, desde el lugar para aparcar hasta la programación, hecha para evitar los parones y que la gente se aburra.
Al margen de la competición pura, el Mundial se ha convertido en algo más que una carrera y eso parece dar resultado.

Exhibiciones de especialistas y de drift, varias fiestas o una multitudinaria firma de autógrafos durante los dos días, son ingredientes más que atractivos para una competición que con el apoyo incontestable de la televisión avanza con paso firme.
El ambiente que se vive en el circuito, con cercanía y los vehículos al alcance de la mano de todos los asistentes, es otro de los puntos importantes. En un mundo en el que la profesionalización ha apartado de la vida real a los deportistas, el rallycross se ha mantenido en una burbuja. No es raro ver a Petter Solberg pasear por asistencias ajenas o terminar en el podio con una gorra de otra marca, como así sucedió.

La naturalidad reina en el rallycross. Es como volver atrás en el tiempo pero con vehículos de alta tecnología, potencia pura a solo unos metros del espectador, siempre con las mejores medidas de seguridad.

Todo ello con una inversión ínfima si se tiene en cuenta el retorno que tiene esta prueba. Para todos los que dudan de la rentabilidad de un evento deportivo, sea cual sea, en Montalegre tuvieron un argumento de peso para replantearse su opinión.
El deporte, en cualquiera de sus vertientes mueve masas y si aun encima tienes el Mundial a la puerta de casa, todavía más.

¡Larga vida a Montalegre!

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