El "efecto Lisboa" y otras claves de la crisis política en Portugal

La "geringonça" (chapuza), el acuerdo de legislatura que permitió al socialista Costa gobernar en 2015 y que fue puesto como modelo en Europa, se ha roto

El desgaste de la izquierda en las urnas y el "efecto Lisboa", la inesperada derrota socialista en la capital lusa en las municipales de apenas hace un mes, han terminado por detonar una crisis política que aboca a un adelanto de las elecciones en Portugal. El rechazo de los antiguos socios del Partido Socialista, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista, al proyecto de Presupuestos para 2022 ata las manos del Gobierno de António Costa.

La "geringonça" (chapuza), el acuerdo de legislatura que permitió al socialista Costa gobernar en 2015 y que fue puesto como modelo en Europa, se ha roto.

¿Qué ha ocurrido? No hay un único factor, pero la falta de entendimiento entre la izquierda, la caída electoral del Bloco y los comunistas y el "efecto Lisboa" han sido determinantes.

FIN DE LA COHABITACIÓN DE LA IZQUIERDA

La "geringonça", un acuerdo que se antojaba imposible en 2015, permitió a los socialistas gobernar apoyados por el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista. Pero, en su segundo mandato, en 2019, Costa optó por gobernar en minoría, sin acuerdo global. Una arriesgada apuesta que se ha demostrado inviable y aboca a elecciones en mitad de la legislatura en Portugal.

El castigo que el Bloco y el PCP han sufrido en las urnas desde que pactaron con los socialistas ha precipitado la ruptura. Paradójicamente, rechazan el presupuesto más social de los últimos años.

El problema de fondo, opina el politólogo Antonio Costa Pinto, es que la "geringonça" no se tradujo en una convergencia real de la izquierda.

"Cuando miramos a la evolución en estos últimos años, comprobamos que en términos electorales los partidos (BE y PCP) no han ganado. No han crecido electoralmente, el que sí creció fue le PS", explica a Efe este experto de la Universidad de Lisboa.

EL "EFECTO LISBOA"

Lisboa fue la gran sorpresa de las elecciones de septiembre. Contra todo pronóstico, Carlos Moedas, excomisario europeo del conservador Partido Social Demócrata, conocido entre los portugueses como el "ministro de la troika" por su activa participación en las negociaciones durante la crisis que ahogó al país hace una década, se impuso frente al socialista Fernando Medina.

La de Medina fue una derrota doblemente amarga. Dejó escapar Lisboa tras 14 años de gestión socialista y perdió 25.000 votos. Moedas apenas subió 2.000.

Aunque los socialistas se consolidaron como la fuerza más votada en el país, se dejaron 250.000 votos en el camino.

Las urnas golpearon también a la izquierda minoritaria y dieron un respiro a la derecha.

En este contexto, el "efecto Lisboa" llegó como un tsunami a la política lusa.

LA DERECHA PISA EL ACELERADO

"Lisboa" ha despertado a la derecha y ha resucitado la batalla por el poder en el PSD, el único capaz de medirse con los socialistas.

Su líder, Rui Rio, que ofreció a Costa su colaboración en medio de la pandemia en un gesto que le valió elogios dentro y fuera del país, está en cuestión precisamente por su moderación y su escaso empuje para enfrentar al Partido Socialista.

Con un aire de renovación, el eurodiputado Paulo Rangel ha irrumpido en la pelea interna.

El PSD pisa el acelerador pensando en recuperar el Gobierno en una carrera contrarreloj para resolver su crisis interna.

QUIÉN GANA CON ELECCIONES ANTICIPADAS

¿Ha medido la izquierda sus posibilidades electorales? ¿Podrá la derecha superar su fragmentación?

El posible adelanto electoral en Portugal no beneficia a la izquierda, opina Antonio Costa Pinto. "Los tres partidos van a perder", dice, en alusión a socialistas, Bloco y comunistas.

El centroderecha puede salir favorecido, pero "no mucho" porque está fraccionado entre el PSD, la derecha liberal (IL) y la derecha radical populista (Chega).

José Filipe Pinto, catedrático en ciencias políticas en la Universidad Lusófona, considera sin embargo que los socialistas pueden tener alguna ventaja si se presentan como víctimas de esta crisis mientras la derecha intenta recomponerse a marchas forzadas.

Ambos coinciden en la caída de la izquierda minoritaria: el PCP "está en una fase de hemorragia de votos" y el Bloco "sería altamente penalizado", opina Pinto.

Con el actual escenario político, resume Costa Pinto, el ganador tendría que negociar: "Las mayorías de un solo partido terminaron" en Portugal.

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