La ola de violencia que sacude Sao Paulo dejó la noche del viernes un saldo de al menos cinco personas asesinadas y un autobús incendiado, informaron hoy fuentes oficiales.
Dos de los homicidios fueron cometidos por un policía fuera de servicio que iba en su automóvil con su familia y que reaccionó ante un movimiento sospechoso de las dos víctimas, que iban en una furgoneta, según informó la Policía Civil.
El autor de los disparos explicó que la furgoneta cerró el paso de su vehículo, por lo que él pensó que los dos ocupantes se disponían a realizar un asalto.
La policía registró otras tres víctimas mortales en circunstancias aún no esclarecidas en tres sucesos diferentes ocurridos en los barrios de Jaçanã y Vila Morais y en la ciudad de Suzano, en la región metropolitana de Sao Paulo.
En las últimas semanas se ha registrado un incremento inusitado de la violencia en toda esta región metropolitana, donde viven cerca de veinte millones de personas.
El diario O Estado de Sao Paulo calculó hoy que en las últimas dos semanas han muerto 142 personas en la región, mientras que el rotativo Folha de Sao Paulo eleva la cifra a 159 víctimas, sin contar las de anoche.
La pasada madrugada, varios individuos asaltaron un autobús, ordenaron a los ocupantes que bajaran y prendieron fuego al vehículo.
La noche del jueves ocurrió otro incendio de un autobús en el que el cobrador sufrió quemaduras graves.
La policía arrestó el viernes al supuesto responsable de liderar el grupo que incendió ese colectivo, identificado como O.J.S., de 29 años.
Las autoridades atribuyen parte de estos crímenes a la banda de narcotraficantes Primero Comando de la Capital (PCC), cuyos cabecillas suelen dar las órdenes desde las cárceles paulistas.
No obstante, el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, advirtió este jueves que parte de los crímenes no están relacionados con la actividad de las bandas de narcotraficantes y sí con la violencia común.
Esta semana el Gobierno de Brasil y las autoridades de Sao Paulo anunciaron un plan de acción conjunto para estrechar el cerco contra las bandas, con el objetivo de frenar la ola de violencia.
Las medidas incluyen el traslado de varios cabecillas del PCC y sospechosos de haber ordenado el asesinato de policías a cárceles federales de máxima seguridad.
Entre enero y septiembre 982 civiles y 90 policías murieron de forma violenta en todo el estado de Sao Paulo, donde residen cerca de 40 millones de personas, según estadísticas oficiales.
El autor de los disparos explicó que la furgoneta cerró el paso de su vehículo, por lo que él pensó que los dos ocupantes se disponían a realizar un asalto.
La policía registró otras tres víctimas mortales en circunstancias aún no esclarecidas en tres sucesos diferentes ocurridos en los barrios de Jaçanã y Vila Morais y en la ciudad de Suzano, en la región metropolitana de Sao Paulo.
En las últimas semanas se ha registrado un incremento inusitado de la violencia en toda esta región metropolitana, donde viven cerca de veinte millones de personas.
El diario O Estado de Sao Paulo calculó hoy que en las últimas dos semanas han muerto 142 personas en la región, mientras que el rotativo Folha de Sao Paulo eleva la cifra a 159 víctimas, sin contar las de anoche.
La pasada madrugada, varios individuos asaltaron un autobús, ordenaron a los ocupantes que bajaran y prendieron fuego al vehículo.
La noche del jueves ocurrió otro incendio de un autobús en el que el cobrador sufrió quemaduras graves.
La policía arrestó el viernes al supuesto responsable de liderar el grupo que incendió ese colectivo, identificado como O.J.S., de 29 años.
Las autoridades atribuyen parte de estos crímenes a la banda de narcotraficantes Primero Comando de la Capital (PCC), cuyos cabecillas suelen dar las órdenes desde las cárceles paulistas.
No obstante, el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, advirtió este jueves que parte de los crímenes no están relacionados con la actividad de las bandas de narcotraficantes y sí con la violencia común.
Esta semana el Gobierno de Brasil y las autoridades de Sao Paulo anunciaron un plan de acción conjunto para estrechar el cerco contra las bandas, con el objetivo de frenar la ola de violencia.
Las medidas incluyen el traslado de varios cabecillas del PCC y sospechosos de haber ordenado el asesinato de policías a cárceles federales de máxima seguridad.
Entre enero y septiembre 982 civiles y 90 policías murieron de forma violenta en todo el estado de Sao Paulo, donde residen cerca de 40 millones de personas, según estadísticas oficiales.
