Un terremoto de 6,9 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, al que siguieron varias replicas, hizo recordar ayer a los chilenos la catástrofe del 27 de febrero del año pasado, cuando un seísmo de 8,8 grados devasto parte del centro y sur del país. A las 17,20 horas del domingo (21,20 hora española), seis regiones del centro y sur de Chile fueron sacudidas por un sismo que, según los expertos, está relacionado con el terremoto del año pasado, cuyos efectos en las placas Sudamericana y de Nazca aún persisten, debido a que el subsuelo del país aun no ha terminado de asentarse nuevamente.
'La actividad sísmica va a seguir', dijo a los periodistas el presidente chileno, Sebastián Piñera, tras reunirse con autoridades y expertos en la sede de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) para analizar la situación. Piñera destacó que el sismo, pese a su elevada magnitud, no causó muertos ni heridos, ni tampoco daños importantes.