La imagen de la Virgen y los bailarines estuvieron protegidos durante las dos hora de procesión

La Danza de Xuvencos retó a la lluvia cuatro años después

La Virgen sale de la capilla de Boborás. (Foto: JAINER BARROS)
Un centenar de personas participó, al mediodía de ayer, en la procesión de su patrona, Santa María, entre la capilla ubicada en el núcleo de Boborás y la iglesia parroquial de Xuvencos, ubicada a dos kilómetros de distancia, con motivo de la 'Festa das Mudaciós'.
Unos devotos que también tuvieron la oportunidad de presenciar, como hace cuatro años) el desarrollo de la ancestral Danza de Xuvencos, datada en el siglo XVIII, durante las dos horas de recorrido, que fue marcado por la lluvia de forma intermitente. Pero los vecinos que organizan el evento ya tuvieron la precaución de cubrir la imagen de la Virgen con un plástico, mientras los ocho danzantes (cuatro mujeres y cuatro hombres, todos ellos jóvenes solteros de la parroquia, como manda la tradición) también estuvieron protegidos por una carpa desplazada sobre ruedas.

Los bailarines interpretaron, desde su salida de la capitalidad municipal para acceder a la localida de O Penedo, no sin antes cruzar, en Almuzara, la carretera Ourense-Pontevedra (N-541), las cuatro partes que integran la Danza de Xuvencos , denominadas 'paso', 'paleado', 'muiñeira' y'entrenzado', siendo este último el más vistoso por el colorido de las cintas y el movimiento del muñeco articulado que corona la pértiga dónde se enganchan aquéllas. Todo ello con el acompañamiento de las gaitas, tamboril y bombo de los músicos de la asociación cultural 'Os Serandeiros'.


INTERCAMBIO

Finalmente, en el atrio de la iglesia de Xuvencos, que comparte espacio con una 'carballeira' y la vía del ferrocarril, llegó el momento esperado del encuentro entre las imágenes de Santa María y Santa Isabel. Ésta también fue llevada en procesión hasta su sede original de la capilla de Boborás, desde la que fue trasladada hace una semana, en la primera 'mudación', en la que la Virgen ocupa su lugar en la capilla. Tiradas de fuegos de artificio acompañaron la procesión, que culminó con una misa solemne. En la localidad de Almuzara, ya se podía comer pulpo, a la espera de la verbena nocturna, amenizada por dos orquestas en el campo de la fiesta de O Penedo.

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