Antonio Fernández ofició cuatro misas tras ser autorizado por el Obispado a retomar su labor

El párroco de Piñor recibió el afecto de sus feligreses

Antonio Fernández (izquierda), abrazado a uno de sus feligreses, entre numerosos fieles. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
La primera misa de Antonio Fernández Blanco era a las 10.00 horas pero él ya estaba en el atrio de la iglesia de Carballeda una hora antes.
Ayer era un día de fiesta para sus feligreses de Piñor, donde es titular de las parroquias de Carballeda, Torcela, Coiras y A Corna. Era el regreso del sacerdote, de 35 años, tres semanas después de haber sido suspendido por el Obispado por haber tomado posesión como concejal del PSdeG en la Corporación de A Gudiña. Una resolución, la de apartarlo, que fue anulada el pasado viernes por el administrador de la Diócesis de Ourense, Luis Quinteiro, tras reconocer la renuncia del cura a su cargo de edil.

Las campanas de Carballeda sonaron a las 9.45 horas para avisar del comienzo de la misa, y bajo ellas figuraban dos carteles colocados por los vecinos: 'Benvido, Antonio' y 'As túas parroquias están contigo'. Nada más entrar en la iglesia, Antonio Fernández dijo al centenar de fieles allí congregados que va a patentar una idea: 'Se a algún cura non lle vai a xente á misa ten que saír na televisión e xa verá como se lle enche a igrexa'.

Una vez iniciado el oficio religioso, el párroco pidió perdón por si tenía algún fallo, 'porque estou nunha nube, e debe ser de que tomei un refresco deses que dá alas'. Su homilía sobre el evangelio de San Mateo ('cargad con mi yugo porque mi yugo es llevadero y mi carga es ligera', leyó con detalle) sirvió a Antonio Fernández para asegurar que 'ás veces, o máis sinxelo é o que máis medo nos dá'.

En esa misma homilía, agradeció que en sus visitas a los hogares de Piñor 'non me din que vexa un xarrón chino senón que me convidan a probar un viño da casa'. Al final, hizo hincapié en el apoyo moral recibido, 'e se isto serviu para unir máis ás parroquias, mellor aínda'. A las 10.18 horas, la misa concluyó y Antonio Fernández recibió un baño de multitudes, con apretones de manos, besos y abrazos.

A continuación, cogió el camino de la iglesia de Torcela, para seguir su recorrido pastoral por Coiras y A Corna, siempre con un abarrote de vecinos en los respectivos oficios religiosos.

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