Los viticultores recurren a sus familiares en paro para la vendimia

Desciende el número de jornaleros en O Ribeiro

José Manuel Queral, Pablo Aller y Juan Carlos Prol -jornaleros-, ayer en el campamento de Beade. (Foto: MARCOS ATRIO)
La jornada soleada de ayer daba un importante impulso a la vendimia en O Ribeiro, que arrancaba la semana pasada muy lentamente con la recogida de las uvas más maduras y se paralizaba en estos últimos días por causa de las lluvias. Ese es el principal motivo de que muchos de los jornaleros lleven una semana esperando para trabajar, mientras que otros ya han desistido y se han marchado.
Uno de los campamentos más grandes de temporeros está ubicado en un monte cedido por un privado en Beade. Allí se juntaron, según Pablo Aller Bastón, de profesión mariscador, de Cangas de Morrazo, hasta un total de 50 desempleados a la espera de encontrar trabajo. Algunos lo han conseguido, otros se han marchado, pero ayer todavía quedaban alrededor de 15 confiando en que los llamen antes de que finalice la semana.


TESTIMONIOS

Pablo Aller acude a la vendimia desde hace ocho años, es muy conocido en O Ribeiro y por eso hoy empieza a trabajar, aunque reconocía que 'nunca he tenido que esperar tanto'. También añadía que 'cada año somos menos, antes nos juntábamos unos 100 y había trabajo para todos, ahora no hay'. Los motivos son varios, en opinión de los temporeros, pero el desempleo entre los jóvenes de las familias de agricultores es posiblemente la principal causa. Muchos aprovechan la vendimia, 'porque estamos todos no paro e aquí ganamos algo', indicaba uno de estos jóvenes.

Sin embargo, pese a la crisis, los temporeros veteranos en esta denominación de origen aguantan la situación e incluso se han incorporado otros por primera vez, como es el caso de José Manuel Queral, de Vigo, que tenía una empresa de madera laminada y que cerró como tantas otras. Según declaró, 'lo más duro es la falta de agua en el campamento para el aseo'. Y es que a la escasez de trabajo que ahora les está afectando hay que añadir toda una serie de dificultades a las que deben enfrentarse.

'Nos quitaron los pequeños favores', indicaba Queral, refiriéndose a que en anteriores campañas hubo gente que causó destrozos en los lugares de acampada, como sucedió en el entorno de la iglesia de Beade y en Prado de Castrelo de Miño, por cuyo motivo les han prohibido instalarse en esos lugares. Pablo Aller reconocía que 'lo malo es que los actos de unos pocos los pagamos todos, por eso este año hemos procurado que aquí no se instale gente problemática'.

En consecuencia, se apañan como pueden: se bañan en el río y comen en frío porque no pueden hacer fuego, aunque Aller puntualizaba que 'los que trabajan comen con los dueños de los viñedos y ellos nos ayudan, nos protegemos como una familia'. Juan Carlos Prol, marinero retirado de Paxón, es otro veterano en O Ribeiro, 'mi primer año fue en 1982 y como soy conocido no tengo problema de trabajo, mañana empiezo', apuntó.

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