RIBEIRO, IMÁGENES CON HISTORIA

Erasmo Pascual, un actor ribadaviense.

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photo_camera Procesión de san Antonio por el Progreso

"Sabía portarse delante de la cámara con una soltura que muy pocos fueron capaces de mostrar", afirma el cineasta Emilio C. García

Entre las obras realizadas durante la alcaldía de Leopoldo Meruéndano Arias, el alumbrado eléctrico era una de las más anheladas. A tal efecto se desplazó hasta la villa una compañía encargada de dicho cometido, entre cuyos operarios figuraba Erasmo Pascual Mata, ingeniero electricista y ribadaviense consorte, tras su boda con Iluminación Colmenero González, natural de la villa.

Había transcurrido un año desde que por el San Pedro se inaugurara la nueva iluminación (1902) coincidiendo con la ampliación del cementerio, en una feche indeleble que los presentes en esos actos siempre recordaron con emoción. Aquellos días El Ribadaviense se hacía eco de "la luz vivísima que vino a sustituir al pobrísimo alumbrado de petróleo", y narraba los sendos banquetes, uno popular servido por Víctor Lorenzo y otro de etiqueta a cargo de Guillermo Touza, que festejaban los dos acontecimientos de la jornada, significando con el tendido eléctrico la entrada “oficial” y luminosa de la Villa en el siglo XX. El ágape de gala se celebró en la sociedad La Tertulia, sita en la Plaza Mayor, donde se brindó por el progreso de Ribadavia, por el "ingeniero sr. Pascual, quien improvisó unas lámparas eléctricas en el comedor donde se celebró el banquete popular", y también se acordó, en el fragor de los brindis, dotar de luz eléctrica a la mayor brevedad posible a nuestro Teatro Municipal.

El matrimonio formado por Iluminación y Erasmo vivía en el nº 31 de la calle Progreso, entonces con una única altura, y fue en dicho domicilio donde el 4 de mayo de 1903 nació su hijo Erasmo Pascual Colmenero, quien con el paso de los años sería un magnífico actor secundario.

Su infancia transcurrió en Ribadavia asistiendo al colegio local, y fue en su etapa adolescente cuando se trasladó con su familia a Madrid, allí se inició en el teatro adquiriendo pronto notoriedad. Con sólo 20 años era un tertuliano del café "El Gato Negro" donde coincide con la andaluza Rafaela Aparicio, y compartiendo ilusiones y vocaciones, inician juntos una vida centrada en el mundo del espectáculo.

El ribadaviense Emilio C. García, catedrático de Cine en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, y autor de la primera 'Hª del Cine en Galicia', en un artículo minuciosamente documentado sobre nuestro paisano (A Fundación nº 15) señala la importancia que los llamados actores de reparto, o secundarios, tuvieron tanto en el teatro como en el cine español. Incluye a Erasmo entre afamados rostros de su generación como Imperio Argentina, Manuel Dicenta, Fernanda Ladrón de Guevara, Juan de Orduña y Aurora Redondo y menciona a Pedro Lazaga, Rafel Gil, Mariano Ozores, José Luis Borau y Pedro Olea como directores con los que trabajó. Cita 'Sol en la nieve', como su primera película, señalando los años cincuenta y sesenta como los más prolíficos en el séptimo arte, sin olvidar su paso por Televisión Española en series realizadas por Jaime de Armiñán, Chicho Ibáñez Serrador, Pilar Miró, Adolfo Marsillach y Josefina Molina entre otros.

El actor ribadaviense intervino en más de 150 largometrajes en las que el grupo de actores secundarios del cual formaba parte, como afirma el cineasta Emilio C. García, "sabía portarse delante de la cámara con una soltura que muy pocos fueron capaces de mostrar". Los intérpretes habían aprendido el oficio sobre muchos escenarios, interpretando miles de obras cómicas que les depararon una gran popularidad entre un público fiel, que había de seguirlos asistiendo a sus películas.

La foto de Quijada que ilustra esta crónica nos muestra la casa natal, con la bandera en el balcón, de Erasmo. Muchos años después del nacimiento del actor, vemos una procesión de san Antonio que subiendo por el Progreso sigue por Salgado Moscoso y en la que distinguimos perfectamente, tras la imagen, a Lutgarda Sánchez, Maruja Quijada y Emilia Hermida; en primer término reconocemos a dos niñas portando azucenas que son Zoilita y Chón Pérez Dávila, a ambos lados de Canitrot con un ramo de margaritas.

Tras un tiempo de convivencia se casaron Erasmo, viudo de un primer matrimonio, y Rafaela Aparicio, recién divorciada de una unión infeliz. Entonces eran muy pocos los que apostaban por la estabilidad de la pareja, según manifestó la actriz en más de una ocasión, sin embargo recordaba: "Una andaluza, de Marbella, y un gallego, de Ribadavia, vivieron armoniosamente queriéndose y respetándose durante más de cuarenta años", hasta la muerte de Erasmo el 7 de julio de 1975.

Cuando la artista venía de gira por Galicia, aprovechaba las entrevistas para pregonar: "Mi marido es gallego, de Ribadavia", y ante la inicial sorpresa del periodista reiteraba: "De Ribadavia- Ribadavia", cómo dice Erasmo. Rafaela sobrevivió a su esposo 21 años, falleciendo en junio de 1996, desde entonces reposan juntos en el nicho nº 102 del Patio de las Ánimas, un espacio privilegiado dedicado a los artistas, en la sacramental de san Isidro en Madrid.

Lolín Lira Pousa.

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