Fernando Martínez de Toda ofreció en Ribadavia una visión sobre la situación vitivinícola del Ribeiro. Este catedrático en Viticultura de la Universidad de La Rioja afirma que esta comarca es referente de los vinos blancos y que debe explotar en el mercado la gran variedad vegetal que ha sabido conservar.
Las jornadas técnicas preludio de la XLV Feira do Viño do Ribeiro reunieron ayer en Ribadavia a expertos en viticultura. Entre ellos, Fernando Martínez de Toda, catedrático de Viticultura de la Universidad de La Rioja, que habló sobre los nuevos retos de calidad para esta comarca ourensana.
¿Por qué eligió ese tema? Porque es un tema de mucha actualidad. Conocer cómo está la situación vitivinícola del Ribeiro es algo muy interesante para el auditorio.
¿Hace mucho tiempo que conoce los vinos de esta comarca? De toda la vida, porque es una de las zonas tradicionales de España junto con La Rioja y Jerez. El Ribeiro constituye la esencia de Galicia ya que tiene unas peculiaridades interesantes. En la actualidad, se tiende hacia la diversidad vegetal y aquí se conserva fiel a su tradición, algo que se echa de menos en otras denominaciones como en La Rioja, en donde prácticamente se utiliza una sola variedad de uva, el tempranillo, y ese ha sido su gran error. Ahora se intenta introducir variedades menos conocidas, y por eso el Ribeiro está mejor que nunca.
¿Es fácil conseguir una botella de Ribeiro en su tierra? En una denominación tan grande de 65.000 hectáreas de producción es difícil encontrar vino de fuera, pero en los restaurantes selectos tienen Ribeiro y Rías Baixas, además de algunos vinos extranjeros.
¿Se puede competir en el mercado con La Rioja? No existe la posibilidad de competir porque La Rioja al igual que el resto de España cometió el error de abandonar los vinos blancos, aunque ahora se está intentando su elaboración, y por eso se descubre ante los vinos blancos de Galicia.
¿Cuáles cree que son los principales retos para el Ribeiro? Seguir manteniendo la variedad vegetal y explotar esa diversidad. He probado un vino elaborado con seis variedades de uva, y eso hay que saber venderlo. También debe producir calidad, algo original, no copiar a nadie, basándose en la tradición aportar algo nuevo, porque es lo que más busca el consumidor.
El Ribeiro está apostando con fuerza por esa calidad, pero ¿no ha tardado demasia do en perseguir ese objetivo? Puede ser pero ha ocurrido en todas las zonas. Hubo un tiempo que se potenciaba la producción pero a diferencia de otras denominaciones, el Ribeiro ha sabido mantener esa diversidad de variedades tradicionales, que en otros lugares se arrancaron. Además, en estos momentos, están trabajando en la Estación de Leiro en la selección de clones de más calidad y eso es muy importante.
¿Sería conveniente para esta comarca ampliar la superficie productiva o amparar vinos de reserva? La ampliación hay que hacerla con mucha cautela, guardando el equilibrio con la comercialización, porque la producción en exceso provoca que bajen los precios y la desgana de los elaboradores y, en consecuencia, la calidad disminuye. En cuanto a otro tipo de vinos, por supuesto, se deben explotar todas las posibilidades.
Pero siendo una denominación pequeña ¿no se encontrará con dificultades en el mercado para competir con otras más importantes? Todo lo contrario, el problema está en vender una producción grande, aunque ofrezca la máxima calidad como los vinos de alta expresión que muy pocos compran, lo más interesante es que sea una zona pequeña, porque le es más fácil colocar sus vinos en el mercado. El Ribeiro es la capital vitivinícola de toda Galicia, y por ello es muy conocida.
¿Por qué eligió ese tema? Porque es un tema de mucha actualidad. Conocer cómo está la situación vitivinícola del Ribeiro es algo muy interesante para el auditorio.
¿Hace mucho tiempo que conoce los vinos de esta comarca? De toda la vida, porque es una de las zonas tradicionales de España junto con La Rioja y Jerez. El Ribeiro constituye la esencia de Galicia ya que tiene unas peculiaridades interesantes. En la actualidad, se tiende hacia la diversidad vegetal y aquí se conserva fiel a su tradición, algo que se echa de menos en otras denominaciones como en La Rioja, en donde prácticamente se utiliza una sola variedad de uva, el tempranillo, y ese ha sido su gran error. Ahora se intenta introducir variedades menos conocidas, y por eso el Ribeiro está mejor que nunca.
¿Es fácil conseguir una botella de Ribeiro en su tierra? En una denominación tan grande de 65.000 hectáreas de producción es difícil encontrar vino de fuera, pero en los restaurantes selectos tienen Ribeiro y Rías Baixas, además de algunos vinos extranjeros.
¿Se puede competir en el mercado con La Rioja? No existe la posibilidad de competir porque La Rioja al igual que el resto de España cometió el error de abandonar los vinos blancos, aunque ahora se está intentando su elaboración, y por eso se descubre ante los vinos blancos de Galicia.
¿Cuáles cree que son los principales retos para el Ribeiro? Seguir manteniendo la variedad vegetal y explotar esa diversidad. He probado un vino elaborado con seis variedades de uva, y eso hay que saber venderlo. También debe producir calidad, algo original, no copiar a nadie, basándose en la tradición aportar algo nuevo, porque es lo que más busca el consumidor.
El Ribeiro está apostando con fuerza por esa calidad, pero ¿no ha tardado demasia do en perseguir ese objetivo? Puede ser pero ha ocurrido en todas las zonas. Hubo un tiempo que se potenciaba la producción pero a diferencia de otras denominaciones, el Ribeiro ha sabido mantener esa diversidad de variedades tradicionales, que en otros lugares se arrancaron. Además, en estos momentos, están trabajando en la Estación de Leiro en la selección de clones de más calidad y eso es muy importante.
¿Sería conveniente para esta comarca ampliar la superficie productiva o amparar vinos de reserva? La ampliación hay que hacerla con mucha cautela, guardando el equilibrio con la comercialización, porque la producción en exceso provoca que bajen los precios y la desgana de los elaboradores y, en consecuencia, la calidad disminuye. En cuanto a otro tipo de vinos, por supuesto, se deben explotar todas las posibilidades.
Pero siendo una denominación pequeña ¿no se encontrará con dificultades en el mercado para competir con otras más importantes? Todo lo contrario, el problema está en vender una producción grande, aunque ofrezca la máxima calidad como los vinos de alta expresión que muy pocos compran, lo más interesante es que sea una zona pequeña, porque le es más fácil colocar sus vinos en el mercado. El Ribeiro es la capital vitivinícola de toda Galicia, y por ello es muy conocida.
