El edificio forma parte de Santo Domingo, declarado BIC, por lo que no puede ser ampliado

Herencias y donativos logran sostener el asilo de mayores

Los residentes disfrutan de todo tipo de actividades de ocio. (Foto: LR)
El asilo Nosa Señora dos Anxos de Ribadavia sigue manteniendo el espíritu de acogida de los más necesitados con que nació, pese a la marcha de las monjas franciscanas que dirigieron el establecimiento desde 1938, y gracias a las donaciones de empresas y particulares, subvenciones, y muy especialmente a las herencias que recibe. Dar residencia a mayores con pensiones mínimas y sólo exigir una mayor cantidad si el demandante dispone de ingresos adicionales o propiedades sigue siendo la filosofía, pese a los cambios que se han producido en el último año.
De esta forma, cuentan con donaciones de alimentos y ayudas económicas, además de algunas herencias. En estos momentos, están a punto de ultimar la tramitación de una cuyo valor puede rondar los 100.000 euros.

Las monjas hace tiempo que habían comunicado al Concello, propietario del edificio, que deseaban retirarse por falta de relevo generacional. Al mismo tiempo, la Xunta exigía que la fundación (sin ánimo de lucro) que dirige el asilo contase con más miembros para otorgar subvenciones, ya que solamente la integraban el alcalde de Ribadavia y el párroco. En consecuencia, las autoridades locales reformaron los estatutos, incorporaron a representantes de los grupos políticos que forman parte de la Corporación y, además, nombraron al primer gerente, con el fin de profesionalizar la dirección.

Ha transcurrido un año. La última monja abandonaba el asilo durante el pasado mes de enero, aunque el nuevo gerente, Bernardo Dávila, sigue contando con ella siempre que lo necesita. La nueva situación ha implicado mejoras y el concejal de Servicios Públicos, Ignacio Gómez, manifestaba su satisfacción por el buen funcionamiento. La creación de una enfermería ha sido un importante logro, con la disponibilidad de dos profesionales y una sala de fisioterapia. Asimismo, Bernardo Dávila ha conseguido disponer de ayudas oficiales y contratar un animador socio-cultural, que organiza desde excursiones a bailes, cine y todo tipo de actividades a lo largo del año.

Lo que ha quedado descartado es un posible concierto económico con la Xunta, porque al ser un edificio BIC (Bien de Interés Cultural) las instalaciones no se pueden adaptar a la legislación vigente para este tipo de establecimientos de acogida de mayores. En la actualidad, trabajan en el asilo 24 personas, 22 con contrato fijo, que atienden a 59 residentes. 'Podríamos disponer de algunas más, porque quedó libre el sitio que ocupaban las monjas, pero si sobrepasamos las 60 ya tendríamos que cumplir los requisitos que se exigen a las grandes residencias', apuntó Dávila.

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