El pasado miércoles 13 de noviembre falleció en Orense Jaime Dávila Sánchez. Nacido en Ribadavia en la plaza de san Juan, a la que permaneció vinculado a lo largo de su vida, fue alcalde de la villa en tres ocasiones. Abogado de profesión, inicia su actividad de hombre público en 1955 cuando ocupa por primera vez la presidencia del Club Artístico, durante la cual compra la sociedad el inmueble que hasta la fecha ocupaba en régimen de alquiler, una vieja pretensión de todas las directivas. En 1964 renuncia a dicho cargo al acceder a la alcaldía, no sin antes proceder al desmonte de la aparatosa marquesina que afeaba la fachada del edificio original. En las décadas de los sesenta y setenta ostentaría de nuevo la presidencia de la entidad.
Sucediendo a Joaquín Robla inicia su primera etapa (1964-1971) al frente del consistorio, quedando de estos años la urbanización de La Pescadería, que pasó a llamarse General Aranda, y la inauguración del Xestal, el ansiado campo de futbol. También tras unánime acuerdo (1968) se procedió a la cesión al estado del edificio, propiedad municipal, llamado “La Fundación” para instalar en sus dependencias el Museo de Artes y Costumbres Populares, el actual Museo Etnolóxico, hoy uno de los activos del Ribeiro. En el tardofranquismo vuelve a la alcaldía, sucediendo a Víctor Quijada, y en 1976 es el anfitrión de los reyes en su visita a Ribadavia.
En los últimos años del siglo y encabezando la lista del Partido Popular, regresa al ayuntamiento, realizándose entonces unas obras anheladas por el vecindario. La casa consistorial, que compartía sus instalaciones con el juzgado, inicia una reforma radical destinándola exclusivamente para oficinas municipales, al trasladar los juzgados a los reformados bajos del palacio condal, colindantes con la oficina, también a estrenar, de turismo. Se remodela la Plaza Mayor y la calle Progreso, y se construye en A Franqueirán un nuevo depósito de abastecimiento de aguas, asegurando con ello el suministro a la villa, asimismo en esta legislatura se inician las conversaciones con Fomento para conseguir los terrenos de A Veronza, cuya urbanización realizaría posteriormente la Confederación Hidrográfica.
Ya apartado de la política y tras el fallecimiento de su esposa Pilar Padrón, la recordada señorita Pilar del Grupo Escolar, residía en Orense junto a su hija, sustituyendo el Club por el Liceo a la hora de leer la prensa, a donde iba diariamente, excepto los sábados cuando acudía a su cita inexcusable con Ribadavia. Protagonista indiscutible en la historia local durante la segunda mitad del pasado siglo, el jueves fue enterrado, junto a los suyos, en el cementerio de Ribadavia, la antigua viña de Boán. Sit tibi terra levis … Que la tierra te sea leve.
