Son muchas las opciones que el visitante puede encontrar un día cualquiera en Ribadavia. Puede empezar por acudir al Conjunto Monumental Santo Domingo y Santuario de Nuestra Señora del Portal, para continuar por el castillo de los Condes de Sarmiento y recalar en la Praza Maior, una de las joyas. La Judería, los Miradores de Ribadavia, las termas de Prexigueiro o las Pozas de Melón serían otras buenas posibilidades, sin dejar de lado las bodegas Denominación de Orixe.
Si lo del visitante es el senderismo, es muy común la senda de Santa Marta, una ruta entre pinares de algo más de seis kilómetros. Al finalizarla, después de alrededor tres horas, el caminante se encontrará con un mirador espectacular en el embalse de Castrelo de Miño, desde donde pueden observarse las aves acuáticas más asombrosas de Galicia.
No podía faltar la visita a un viñedo para apreciar de primera mano la riqueza del vino del Ribeiro.
El Barrio Judío reclama la atención
La inminente llegada del AVE implica que estamos valorando diferentes posibilidades para atraer turismo interior del resto de España a Ribadavia. Todavía no están los acuerdos cerrados, pero quedando a dos horas y media de Madrid, en Ribadavia tenemos una oportunidad muy interesante para promocionar de la mejor forma posible nuestro patrimonio cultural, termal y vitiviníciola”. Noelia Rodríguez, la alcaldesa, ante una temporada en la que el turismo toma la palabra y para el que muestra las principales bondades de su municipio.
Añade la alcaldesa que “la mayor parte de los vecinos viven del turismo, de la restauración, del termalismo, del sector del vino, de la alimentación, del pequeño comercio, e incluso los turoperadores y los guías turísticos precisan de visitantes y Ribadavia tiene mucha riqueza”.
La alcaldesa pone el foco asimismo en “la riqueza cultural, como puede ser la Mostra Internacional de teatro, la Feira do Viño do Ribeiro, la Festa da Istoria o la Noite Mega, entre otras muchas, una llamada inexcusable para el visitante”.
Uno de los mayores reclamos es el conocido como Barrio Judío, un conjunto único en Galicia. Los primeros sefardíes se asentaron en Ribadavia en el siglo X. Se encargaban de los asuntos financieros del reino, y posteriormente del Señorío y del Condado de la localidad ourensana. Cuando los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de la comunidad hebrea, muchos de ellos abandonaron sus negocios y posesiones, pero otros decidieron convertirse, de manera que los que permanecieron en Ribadavia, ya como católicos, contribuyeron de forma decisiva para que la villa alcanzase su nivel de máximo esplendor económico entre los siglos XV y XVII.
