Reportaje

Ábalos, el último ministro que no podrá bajar del AVE en A Ponte

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El cambio en el Ministerio de Transportes supone ya que sean siete los responsables que han tenido responsabilidades en una infraestructura que ha incumplido plazos de manera flagrante.

Si el último cronograma del Gobierno central no salta también por los aires, el AVE circulará a pleno rendimiento hasta Ourense a finales del presente año, una vez que las pruebas de fiabilidad de la línea están en su recta final. En ese tren inaugural no estará, sin embargo, José Luis Ábalos como ministro de Transportes, una vez que es una de las piezas que se han caído del Ejecutivo central tras la revolución diseñada por Pedro Sánchez.

Se marcha así el sexto ministro que ha tenido en su mesa el proyecto de la alta velocidad a Galicia, una promesa que se ha ido dilatando en el tiempo con un flagrante incumplimiento de plazos y que, si no sucede nada extraño, se culminará con la nueva responsable de Transportes, Raquel Sánchez.

La hasta ahora alcaldesa de la localidad catalana de Gavá cerrará un círculo (no del todo, ya que quedará pendiente todavía culminar el trazado con la variante exterior) cuyo inicio se sitúa en los albores del siglo XXI, cuando el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos (PP), firmaba los primeros contratos para iniciar las obras del AVE, fijando su finalización en 2009.

Ya sin José María Aznar en Moncloa tras la victoria en las urnas del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ese plazo inicial fue rápidamente desestimado por la sucesora de Cascos, Magdalena Álvarez, que lo pospuso tres años mientras el avance de las obras dejaba claro que era otra fecha inasumible. En la segunda legislatura de Zapatero, aterrizó en Fomento el gallego José Blanco, que en plena crisis económica volvió a redefinir la estrategia y, en función del denominado Pacto del Obradoiro firmado con la Xunta, activó la cuenta atrás hasta 2015.

Esa fecha se mantuvo hasta que aterrizó el PP de nuevo en el Gobierno central, con Mariano Rajoy entregando a otra gallega, Ana Pastor, la responsabilidad de desbloquear la obra pública en plena recesión, una etapa muy dura para la alta velocidad en la Comunidad, en la que los contratos con las constructoras se suspendieron y amenazaron con posponer “sine die” el AVE mientras los populares seguían manteniendo la inviable fecha de finalización de 2018.

Ese año fue desestimado cuando las responsabilidades de Fomento recayeron en el popular Íñigo de la Serna, que consiguió poner al día los contratos en jaque para reactivar las obras y hablar entonces de finales de 2019 para la llegada de los trenes a la estación de Ourense, algo que tras la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez quiso mantener José Luis Ábalos, pero que posteriormente daría una vez más por imposible situando en el último trimestre de 2021 la entrada del AVE en la estación de A Ponte, un tren del que el valenciano ya no se bajará. La séptima ministra responsable de esta infraestructura tendrá (esperemos) ese honor.

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