Ourense se convirtió en solo siete días en capital española del desmantelamiento de redes dedicadas al narcotráfico. La operación Al-Andalus, acometida el jueves 11 de abril, y liderada por la Policía Nacional, y la Operación Vozka, desarrollada el miércoles siguiente, capitaneada por la Guardia Civil, la Agencia Tributaria y con la colaboración de las fuerzas portuguesas, han colocado a la ciudad en el punto de mira. Una pequeña urbe de interior que está sirviendo de acomodo a redes que operan con el tráfico de sustancias. La provincia juega un papel clave. Su cercanía a la costa gallega, sus 217 kilómetros de frontera con el país vecino y sus buenas comunicaciones la han convertido en centro neurálgico de muchas operaciones.
Operación “Al-Andalus”
La pasada semana, la Policía Nacional lograba desmantelar una red de tráfico de drogas en la ciudad. El operativo culminó con la detención de cinco individuos -cuatro hombres y una mujer-. Durante la acción policial, se confiscaron diversas sustancias estupefacientes, una suma considerable de dinero en efectivo y otros elementos, incluyendo varios vehículos propiedad de los arrestados.
Esta operación fue el resultado de una extensa investigación llevada a cabo durante varios meses por el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Provincial. Además de las detenciones, se realizaron tres registros domiciliarios en O Couto, O Vinteún y Rabo de Galo, que acabaron con varios artículos decomisados. Los agentes incautaron 14 kilogramos de hachís y drogas y sustancias ilegales, alrededor de 20.000 euros en efectivo, tres automóviles, una motocicleta de gran cilindrada y otros objetos relacionados con el tráfico de drogas.
Los detenidos fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense. Uno de los investigados fue enviado a prisión, mientras que los otros cuatro quedaron en libertad con cargos.
Operación “Vozka”
Esta misma semana, la “Operación Vozka” -denominada así por el extinto Moscow VodkaBar- destapaba una red de presunto blanqueo de capitales con el que se financiaba la construcción de narcolanchas para el transporte de droga -coca y hachís- e inmigrantes ilegales en el Estrecho. Los dos detenidos en Ourense el pasado miércoles, Roberto C.M. y F. J. G., y el tercero en O Carballiño, J. C., estaban en el foco de la Guardia Civil por manejar, presuntamente, el entramado financiero de esta red. Todos ellos quedaron en libertad, con la retirada de pasaporte y obligación de comparecencias semanales, una vez puestos a disposición judicial.
Esta megaoperación de la Guardia Civil, que desplegó más de un centenar de agentes en la ciudad y área metropolitana, fue realizada tras casi dos años de investigación, con la Agencia Tributaria, la Policía Nacional y la Policía Judiciaria lusa. El grupo, conseguía mantener entre 8 y 10 embarcaciones en el mar de forma regular, según fuentes de la investigación, que habrían transportado 4.000 kilos de cocaína y otros tantos de hachís.
Esta célula financiera operaría de forma totalmente jerarquizada. Sociedades fantasma, sin ningún tipo de actividad ni materiales y muchas de ellas con la misma sede social, llamaron la atención de los investigadores. Estas empresas no tendrían ningún tipo de vinculación con la náutica, pero adquirían estos productos con el fin de darle apariencia de legalidad. Además, los múltiples movimientos registrados en las cuentas de estas sociedades pusieron en alerta a los cuerpos policiales.
Los motores se compraban a través de testaferros, pero estos no pasaban por Ourense, donde solo se manejaban dinero y movimientos en cuenta. Estas lanchas no se ensamblaban aquí, sino que se enviaban los materiales hasta una nave de Valença. En el norte de Portugal era donde se construían estas embarcaciones. En el país vecino no está prohibido montar este tipo de motores tan potentes en embarcaciones, algo que sí sucede en España desde 2018. Estos motores no serían comprados de manera directa por los narcos andaluces, sino que todo se ocultaba en ese armazón de sociedades ficticias. Una vez en manos de las redes del Estrecho, están narcolanchas se utilizaban para el tráfico de drogas e incluso para el transporte ilegal de inmigrantes.
La pista la dio una operación de la gendarmería real marroquí, que a mediados de diciembre de 2023 interceptó dos embarcacioens de alta velocidad -fabricadas supuestamente por esta trama criminal- con destino a Melilla y cargada de inmigrantes en situación irregular. Eran narcolanchas pateras en el que, según fuentes de la investigación, se pagaban entre 3.000 y 5.000 euros por migrante. En el material a bordo, se encontró material náutico con número identificativo, bastidores y códigos de GPS que llevarían posteriormente a cuentas con extraños movimientos desde Ourense.
Los investigadores analizaron movimientos de dinero en 50 cuentas creadas por más de una veintena de sociedades ficticias, con movimientos de decenas de millones de euros. Solo en unos pocos meses, llegaron a mover más de tres millones.
De momento, los seis detenidos quedaron en libertad con la prohibición de salir del país, aunque hay otros cinco investigados, tres de ellos portugueses, que no han sido detenidos. La operación sigue abierta y siguen coordinados con Europol, Interpol y otras agencias de control del narcotráfico y coordinación aduanera.
