Alrededor de una veintena de jóvenes colaboran cada año de manera voluntaria en las Xornadas de Folclore sirviendo de guía a los grupos invitados y haciendo más llevadera su estancia en la ciudad.

Ayudar para aprender y disfrutar

Una parte del grupo de voluntarios que colaboran en las Xornadas de Folclore posa delante del centro residencial de la Universidad Laboral. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Desde el día de su llegada a Ourense y hasta su partida, los grupos de músicos y bailarines internacionales que participan en las Xornadas de Folclore y que conviven en el centro residente de la Universidad Laboral, cuentan con el apoyo de 18 jóvenes que de forma altruista dedican su tiempo a ayudarles en todo aquello que necesiten.
La labor principal de este conjunto de jóvenes -en el que predominan las mujeres- es trasmitir las necesidades de los grupos a los responsables de la organización para que actúen en consecuencia, y viceversa. 'Somos básicamente los mediadores', dice Alejandro Sotelino, que ejerce como guía para el grupo argentino 'Sentires'.

En este sentido, el director artístico de las xornadas, Xulio Fernández, destaca el considerable papel que desempeñan dentro del evento y explica que 'toda a organización é importante, pero a labor dos guías ten máis trascendencia porque son a correa de transmisión que temos para chegar ós grupos' y añade que 'dependemos en gran medida deles para saber o que os invitados esperan de nós'. Fernández valora muy positivamente su trabajo en esta edición, de la que hace un buen balance, en gran medida porque 'a experiencia vale moito', apunta.

Y es que sólo uno de los 18 voluntarios es nuevo, el resto colabora año tras año en las Xornadas. En su mayoría son artistas de la Escola Provincial de Danza - Castro Floxo, o vinculados a la misma.

A su llegada a la ciudad, a cada grupo invitado se le asigna por normal general dos guías -hay compañías que tienen tres-, que les acompañarán durante toda su estancia. La jornada de los voluntarios comienza a las 14 horas, con una reunión diaria en la que se le comunica el plan de para la tarde y se les dan las indicaciones pertinentes en función del municipio en donde actúan (hora de partida, lugar de la cena, traslado del vestuario, etcétera). Los guías participan en el traslado de los grupos y en la organización de cada espectáculo. El regreso se puede demorar hasta las 3 de la madrugada en muchos casos, por eso la mayoría se hospedan también en el centro, junto a los participantes. La mañana suelen tenerla libre, exceptuando la pareja que le toque guardia ese día y ' si algún grupo te pide que le acompañes a algún sitio, lo haces encantada', señala la voluntaria Paula Álvarez.

Ya es el séptimo día de las jornadas y los guías admiten estar cansados, pero contentos. 'Sarna con gusto no pica', apuntan desde el grupo, que considera este festival una experiencia muy enriquecedora. 'Aprendemos muchas cosas sobre los distintos países, practicamos idiomas y, por supuesto, conocemos distintas manifestaciones musicales y de danza', señala Alejandro Sotelino, quien añade que 'además, entablamos con ellos vínculos de amistad'.

El conjunto de voluntarios de las jornadas explica que la suya no es una labor difícil, ya que además de divertirse, el trato con los grupos es muy grato y apuntan que 'lo habitual es que respondan y te muestren su agradecimiento'. Por eso, cuando finaliza cada festival, ' aquí llora todo el mundo', concluyen.

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