En un pleno especial y de pactada cordialidad entre las tres fuerzas políticas con representación en la Diputación, el último barón popular del sector de la boina hizo efectiva su dimisión en medio de lágrimas y aplausos

Baltar Pumar vuelve a ser 'Luisiño'

Baltar y Antonio Mouriño (derecha), en la comida de despedida. (Foto: X. F.)
Con un salón de plenos rebosante de medios de comunicación, funcionarios, amigos, colaboradores y militantes populares, el que hasta ayer fue presidente de la Diputación durante los últimos 22 años, José Luis Baltar, se despidió de la vida pública entre sonados aplausos y abundantes lágrimas, en una sesión de marcada cordialidad. 'Teñamos a festa en paz', replicaba el último de los barones populares del denominado 'sector de la boina' en defensa del portavoz de su grupo, Plácido Álvarez, que recordaba a la oposición 'hoxe máis que nunca, non queremos gresca'. Unas palabras que vaticinaban el tono premeditadamente distend
'Teñamos a festa en paz', replicaba el último de los barones populares del denominado 'sector de la boina' en defensa del portavoz de su grupo, Plácido Álvarez, que recordaba a la oposición 'hoxe máis que nunca, non queremos gresca'. Unas palabras que vaticinaban el tono premeditadamente distendido del resto de la sesión plenaria.

Precisamente, todas las mociones presentadas por BNG y PSOE recibieron el apoyo de los diputados del PP en un gesto de 'especial xenerosidade', apuntaba Álvarez con un tono irónico, dejando en el aire si esta inusual unanimidad se debía a 'unha coincidencia ou a relevancia da xornada'. De lo que no hay dudas, es que la fecha de ayer quedará señalada en los anales de la política provincial. Por eso, nada podía empañar el protagonismo de un emocionado Baltar, a pesar de lo cual todavía sacó fuerzas paras dar las últimas muestras de su particular espontaneidad, protagonizando algunas perlas oratorias como: 'Agora resulta que os que me queriades ver fóra alongades o pleno para que non me vaia', reprochaba a un diputado de la oposición para que rematase su intervención.

Con tono jocoso también respondió al portavoz de los socialistas, Ignacio Gómez, quien le recriminó su 'falta á verdade' por haber negado en el pleno de debate sobre los presupuestos que serían los últimos con Baltar Pumar como presidente. 'Había que facer algo de teatrillo', le espetó el ahora expresidente provocando una carcajada generalizada entre el numeroso público congregado en el salón de plenos, por lo que Gómez recalcó, no con menos sarcasmo: 'Xa se ve que vostede é un mago, máis agora que nos fai o truco final'.

Animados por el calor de un público más receptivo a los encontronazos dialécticos que a las cuestiones puramente políticas, la improvisada 'regueifa' continuó cuando Gómez se dirigió a Baltar diciéndole: 'Véselle moi en forma, creo que aínda podería seguir uns anos máis'. El portavoz nacionalista, Xoán Jardón, también mostró un tono más comedido del habitual, declinando incluso a hacer uso de su derecho al turno de ruegos y preguntas para dar paso al discurso de despedida del expresidente. Un gesto que éste último agradeció bromeando con que 'fai ben porque senón ían cair -sus propuestas- en saco roto'.

Tras la finalización del pleno de renuncia comenzaron las despedidas, empezando por los diputados de la oposición, continuando con los populares y rematando con el público, momento en el que los más incondicionales del barón provincial convirtieron sus contenidas lágrimas en un exagerado llanto. Con el público en pie y en medio de la prolongada ovación final, los periodistas se hacinaban para recoger las últimas palabras de Baltar Pumar, aunque haciendo gala de su habitual franqueza, pudo desprenderse de los micrófonos recordando que desde el segundo después a su renuncia pasaba a ser un 'cidadán anónimo máis', aunque excusádose al mismo tiempo porque 'son consciente de que me vades estrañar, xa que sempre fun un filón para enchervos de titulares'. Tajante y claro, como no iba a ser de otro modo, el singular político pasa página en su biografía dejando atrás una dilatada trayectoria, con sus enemigos y sus devotos, pero haciéndolo con su estilo propio: 'como un home de aldea'. Un rol que, a buen seguro, no le costará asumir, sobre todo, ahora que deja de ser Baltar para volver a ser 'Luisiño, como me chamaron sempre na aldea'.

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